No cabe duda que las relaciones humanas son difíciles de gestionar, tanto a nivel personal como profesional.
Trabajar con un jefe ipredecible que, un día es Dr. Jekyll y al siguiente Mr.Hyde, no mejora la situación en nuestro entorno profesional.
Hagas lo que hagas, nunca debes considerarlo desde el plano personal de la relación y no extrapolarlo más allá del ámbito profesional.
En muchas ocasiones, lo que ocurre es algo tan simple como que se está en el lugar incorrecto en el momento inadecuado.
Trata de mirar más allá de los gritos y escuchar lo que tu jefe te está diciendo, no cómo lo está diciendo.
También es una buena idea buscar desencadenantes o patrones en su comportamiento. Averiguar la causa de los cambios de humor de su jefe puede ser la presión de los clientes o, algo emocional.
Esto te servirá para desarrollar estrategias para hacer frente a estas situaciones de estrés y de tensión.
Por último, asegúrate de mantener la calma. Responder enfadado y en un ton ogrosero solo agravará la situación, por lo que es mejor remediar que lamentar.
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