Equivocarse frente a la perfección laboral

Equivocarse frente a la perfección laboral
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Cada día somos más exigentes. Cada día nos exigen más en cualquier trabajo. Ser ambicioso es positivo y quizás un aliciente para comenzar un proyecto. Pero pretender ser la representación de la perfección hecha ser humano es un error.

Esforzarse está bien, y tratar de hacer las cosas lo mejor posible tanto a nivel personal como profesional; pero la obsesión por la perfección resulta perjudicial. La perfección no existe.Somos seres imperfectos por naturaleza, pretender ser perfecto en nuestro trabajo será un fin inútil a la par que negativo.

Soy un perfeccionista

Un persona perfeccionista siempre es considerada como eficaz. Alguien preocupado por desarrollar su trabajo mejor que el resto, esa persona que lo da todo para que los proyectos salgan adelante, sin importar el tiempo invertido.

Pero una persona perfeccionista en exceso, por su obsesión por lograr sus objetivos terminará por sentirse tensa y estresada. Además de vivir con un nivel de exigencia nocivo para su salud y en realidad para su trabajo.

No puedes ser el mejor siempre

Los mensajes que nos llegan son cada vez más favorables al individualismo y con él a una imagen donde uno ha de ser:

  • El más inteligente.

  • El más atractivo.

  • El triunfador.

  • El que destaca.

Cuando la realidad nos dice que para ser feliz o bueno en tu ámbito laboral no hace falta ser "el más" en todo. Es positivo enfocar una meta, pero también disfrutar del viaje. Si nuestro empeño se basa en ser los mejores pero no valoramos las pequeñas victorias sin obsesionarnos con el éxito: ¿De qué sirve esforzarnos?

Cómo rebajar nuestro nivel de exigencia

1.Permitir que otros nos ayuden.

El perfeccionista de manual tiene un rasgo característico y es el de cargar con todas las responsabilidades sin permitir que nadie les eche una mano. De hecho, hasta ese comportamiento les enfada, pero hay que aprender a delegar aunque los otros no lo hagan igual que nosotros.

2.Más flexible y empático con los demás.

No nos engañemos las personas que son críticas consigo mismas también lo son con las demás, sobre todo con las que le rodean. Esta actitud puede causar discusiones, desencuentros y frustración por parte de los demás que buscan sólo ayudar. Hay que practicar la empatía.

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Imagen|DasWortgewand

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Comentarios cerrados
    • Hola Joana.
      Yo no soy el típico que en las entrevistas de trabajo, cuando le preguntan por algún defecto, dice "soy muy perfeccionista", esperando que eso se lo tomen como algo bueno.
      Pero te voy a contar un secreto, en bajito, acerca la oreja: "soy un perfeccionista".
      A veces es que no me aguanto. Es que no sabéis los demás lo que es esto. Es un puñetero martirio. ¿Tú sabes la de cosas que NO hago, porque no las hago bien? Como no lo hago bien pues no lo hago. Por ponerte dos ejemplos. Comentario de toda la vida durante el colegio. Este niño dibuja muy bien, debería dedicarse a ello. Bueno, pues como tengo un espíritu muy crítico, aquí estoy yo, que no me veo dibujando, porque en cuanto hago algo sólo veo fallos, aunque reconozco que están bastante bien, y que los demás son unos torpes, pero no lo hago perfecto, y ahí tengo eso abandonado. Otro detallo del cole. Este niño pronuncia el inglés perfectamente, debería hacer hincapié en el inglés. Bueno pues como no lo hablo perfecto en cuanto a gramática, lo leo bastante bien, pero procuro no hablarlo.
      Y así muchas cosas más.
      Y en el trabajo pues me pasa esto. Enredo mucho hasta que las cosas considero que están bien, y aún así no termino muy contento. Y me cuesta delegar, porque luego tardo en revisar el trabajo, tanto como si lo hubiera hecho yo mismo. Una agonía.
      Es algo que debería pulir, ya tengo muchos años y perros viejos no aprenden trucos nuevos, pero debería. Debería tranquilizarme, sobre todo, porque la exigencia y el nivel que me pongo a mí, se lo pongo a los demás, y a veces soy un palizas y soy injusto. Pero soy igual de palizas y de injusto que ellos torpes y desastrosos, desde mi punto de vista.

      Otro detallito personal, que no falte. ¿Sabes esta ignominiosa costumbre de abrir el baile de la boda con los novios bailando un vals? Habrás visto en casi todas las bodas que has ido, que lo más habitual es que aquello sea una pachanga, en la que la novia guarda la compostura, se suele mover grácilmente y mira con arrobo al cencerro que le ha tocado en suerte. Mientras, el novio, parece que le han puesto Loctite en los zapatos y no se le mueven los pies del suelo, o como mucho parece que los pantalones son de puritito plomo, no más. Se lleva el dedo al cuello de la camisa y mira con desesperación a su suegro para que venga a salvarle cogiendo a su hija. Te imaginas la escena.
      Bueno, pues en mi boda, como, a pesar de tener bastante swing bailando, no lo hago habitualmente, me encargue de practicar el vals como si me fuera la vida en ello. Bailé el vals, como en las películas de Sisí Emperatriz, me faltaba el traje de husar, con entorchados en las bocamangas. Los del concierto de año nuevo de Viena, parecerían guiñoles a mi lado. Lo bordé, Joana, lo bordé. Todo el mundo flipando. Mi mujer la primera. Bueno, no la flipé mucho porque me dejó a los tres años, pero esa, Joana, es otra historia.

    • Me recuerda a un monologo de Louis CK en el que dice que tener el cuerpo que deseamos es muy sencillo solo tenemos que desear tener "la mierda" de cuerpo que tenemos.

      Al final se trata de bajar nuestras expectativas y nuestro nivel de exigencia con nosotros mismos para ser más felices.

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    • Avatar de minotour Respondiendo a alberto

      Cierto,

      El humor es lo más serio que existe en esta vida.

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