Uno de los problemas que tienen las empresas es cubrir las bajas laborales de sus empleados. Pero está contrastado que la práctica de ejercicio reduce el absentismo laboral, según algunos estudios hasta una media de 4,1 días al año. De esta forma el fomento de la práctica deportiva en la empresa es una inversión muy rentable.
Esto tiene dos vertientes, una física y otra mental. La práctica deportiva de forma regular supone un mejor estado físico, por lo tanto menos posibilidades de caer enfermo, tener problemas musculares, etc. Por otro lado, el deporte muchas veces ayuda despejar la mente y hacer que los trabajadores puedan concentrarse mejor cuando están en su trabajo.
La práctica deportiva regular ya la generación de endorfinas generan un bienestar a la persona que los practica, que facilita llegar más relajado al trabajo. Esto ayuda a una mejor comunicación con clientes y compañeros, así como el trabajo en equipo.
¿Cómo puede fomentar la empresa esta práctica? En este sentido se puede facilitar que los empleados se desplacen al trabajo en bici, facilitando aparcamiento y vestuario para un rápido aseo después de su llegada. En otros países como Francia, incluso existen proyectos que pagan a los empleados para que acudan a su centro de trabajo pedaleando.
Otra opción sería llegar a acuerdos con entidades deportivas cercanas al centro de trabajo, como pueden ser gimnasios, piscinas, etc. También inscribirse en alguna liguilla de empresas, donde además se fomenta el trabajo en equipo.
Por último hay que impulsar esta política de forma decidida con unos horarios flexibles que permitan realizar este ejercicio físico, si no todos los días, al menos un par de días en semana para que los horarios extendidos no supongan una traba.
En Pymes y Autónomos | Cuando la práctica deportiva deja de ser una ayuda y se convierte en un lastre
Imagen | RyanMcGuire