Según el informe anual La Sociedad de la Información en España, elaborado por Telefónica durante 2012 se descargaron 985 millones de apps para móviles en nuestro país. La regla de tres es muy sencilla, si se cobrara un euro por cada descarga se hubieran facturado 985 millones de euros lo que supondría un negocio fabuloso, el problema es que en este caso la verdad está muy alejada de estos cálculos.
Si los cálculos fueran ciertos, aunque sólo fuera de manera aproximada, la “industria” de las aplicaciones para móviles tendría una rentabilidad impresionante. Luego la realidad es que muy pocas aplicaciones son rentables.
La inmensa mayoría de estas aplicaciones que se descargan son gratuitas, si todas fueran de pago la cifra de descargas bajaría notablemente porque hay muy poca gente dispuesta a pagar por ellas, aunque sea un euro.
¿Cómo rentabilizan entonces los desarrolladores su trabajo? Algunos buscan ingresos publicitarios, pero casi nunca son suficientes para que compensen el trabajo. Otros ofrecen gratis la aplicación para poder vender servicios asociados a ella, pero no todo el mundo tiene un modelo de negocio que pueda ser explotado a través de ellas. La conclusión muchísimo volumen, muy poco negocio.
El problema es que muchos se introducen en este “negocio” engañados por la teoría de los grandes números. “Con esta inmensa cantidad de descargas, si se consigue una pequeña parte de ellos para la nuestra ya rentabilizaremos la inversión” luego todo esto no se sostiene porque si la aplicación es de pago habrá muy pocos que se la descarguen y si los ingresos vienen de la publicidad se cobra muy poco.
Que haya un mercado objetivo muy grande no nos garantiza nada. Por eso hay que saber perfectamente cómo hacer rentable un negocio y no dejar todo a la improvisación o a la razón estadística. Sobre todo en un negocio en el que muy pocos están dispuestos a gastar su dinero.
Vía | Cinco Días
En Pymes y Autónomos | El tratamiento de la venta de aplicaciones para móviles
Imagen | Cristiano Betta