Estoy de vacaciones y me siguen llegando mensajes y peticiones de clientes por WhatsApp. Esta es una queja que podemos oír repetida en muchos casos, especialmente en aquellos trabajadores que utilizan su teléfono personal para comunicarse con los clientes en algún momento.
Todos sabemos que WhatsApp es un medio de comunicación muy ágil y muchas veces cuando necesitamos que un cliente nos remita un archivo, una imagen o una información de forma rápida lo más cómodo es utilizar WhatsApp. La alternativa a veces es el correo electrónico, pero para muchos clientes resulta algo más engorroso.
Si no tenemos un teléfono de empresa al que dirigir estos mensajes instantáneos tendremos que facilitar nuestro número personal a dichos clientes. Y normalmente no será un contacto de usar y tirar. Se queda registrado en su teléfono. Lo que se ha ahorrado de trabajo, luego se puede perder en privacidad.
Porque por mucho que se explique que este es un teléfono personal, cuando el cliente necesita algo no se anda con muchos miramientos y acaba por tirar de agenda, disparando mensajes a todo lo que tiene registrado de tu empresa. No es más que un spam a través de WhatsApp. Y aquí no importa si es fin de semana o estamos de vacaciones.
Basta con silenciar determinados contactos cuando estamos de vacaciones. Pero igualmente ya se han leído y en muchos casos, se remiten a algún compañero que esté trabajando. Esto no hace sino aumentar la rueda, ya que el cliente ve finalmente atendida su petición, incluso cuando no la haya realizada por el canal adecuado.
Lo malo es que en muchas ocasiones nos impide desconectar adecuadamente del trabajo. Y lo que es peor, incluso podemos llevarnos alguna reprimenda innecesaria por no haber atendido cuando deberíamos los mensajes de dichos clientes, que de todo hay en las empresas.
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