Es una reflexión que extraigo textutalmente del Blog de Echevarri, en donde nos narra las desventuras financieras de una familia acuciada por las deudas, protagonista de uno de los capítulos de Ajuste de Cuentas:
...Es curioso como muchas familias carecen de planes b por si las cosas van mal. Sólo contemplan un escenario positivo. Pero ojo, que esto suceda en las familias es fuerte, pero también ocurre en las empresas.
Y esta afirmación es peligrosamente cierta en la inmensa mayoría de las empresas. Estamos programados para situaciones optimistas y favorables, y no tenemos preparada una sola alternativa cuando las previsiones se tuercen o no cumplimos los objetivos predeterminados.
Esta falta de anticipación a los sucesos negativos o perjudiciales para nuestra empresa, es la que hace que nos aboquemos a una crisis profunda dentro de nuestra propia organización, en donde nos podemos encontrar sin un camino alternativo a seguir y por ende la solución que adoptamos a estos problemas es una solución tardía y menos efectiva aún siendo correcta.
En la actualidad, disponer de un plan B es imprescindible, dígase caida en las ventas, falta de financiación o gestión de impagos. Si nos encontramos de golpe y porrazo en alguna situación de estas características, disponer de unas rutas alternativas pueden lograr la diferencia entre la supervivencia de la empresa o su muerte inminente.
Y no sólo debemos hacerlo cuando los entornos económicos se nos vuelven hostiles; En cualquier diseño de estrategías, tenemos que preveer la posibilidad de no llegar a cumplirlos o que puntos fundamentales en nuestro plan de empresa se derrumben como un castillo de naipes. Ahí tenemos la diferencia entre buenos gestores y regulares.
Un buen gestor siempre debe contar con una alternativa inmediata y meditada previamente frente a un cambio brusco o radical en los planes preestablecidos. En definitiva, si no contaís con vuestro plan B, no tardeis tiempo en diseñarlo.
Imagen | planbenlauba
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