Esta tarde se someterá a votación una propuesta no de ley para que la futura subida en la fiscalidad del diesel no afecte a los autónomos y profesionales que utilicen su vehículo para cuestiones profesionales. La proposición tiene dos objetivos. En primer lugar que el Gobierno inste a renunciar al aumento de la fiscalidad del diesel mientras no se produzca una transición hacia tecnologías más limpias. En segundo lugar si finalmente se lleva a cabo dicha subida, que queden excluidos los autónomos y profesionales sin discriminación de ningún sector.
Porque hay que tener en cuenta que no todos los autónomos se bonificarán sobre dicha subida, sino solo aquellos que están en el sector del transporte verán como aunque suban los impuestos a ellos no les repercute. No ocurre lo mismo con los autónomos y empresas de otros sectores, pero para los cuales su vehículo forma parte de sus herramientas de trabajo.
Se estima que para un vehículo que realice 20.000 kilómetros anuales una subida de 10 céntimos el litro supondría unos 120 euros al año. Esta cifra de kilometraje está lejos de las distancias que asumen muchos profesionales, donde el trabajo y las distancias que tienen que recorrer para llegar al mismo a lo largo del año pueden duplicar dicha cantidad sin ningún problema.
Si esto se multiplica por una flota de vehículos que pueda tener una empresa la realidad es que es un sobrecoste elevado, que en muchos casos acabará repercutiéndose a los clientes. De todas formas la propuesta, presentada por el Partido Popular tiene pocas posibilidades de salir adelante.
Como ocurre con el caso de los autónomos y las cotizaciones, la llegada de las elecciones anticipadas parece que limita el impacto de esta medida, aunque el Gobierno podría imponerla a través de Real Decreto si no hay presupuestos.
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