Hoy ha tenido lugar una nueva intervención del ejecutivo de Mariano Rajoy respecto al nuevo plan de reformas nacionales, que finalmente se aterrizará mañana, y que nos tiene a todos en un vilo. Ya que de las decisiones que se tomen, dependerá el flujo de la actividad económica y empresarial. Al parecer no se tocarán los principales impuestos, destacándose la negativa a subir de nuevo el IVA, que sería todo un descalabro para muchas empresas.
No obstante, en materia tributaria se ha adelantado dos nuevas alzas de impuestos, por un lado la prórroga del alza del IRPF (cuando estaba previsto que se rebajase ya en el próximo año de 2014), en los impuestos especiales, y también en las deducciones a las que a día de hoy se pueden acoger las pymes (mañana podremos detallarles el impacto de manera concreta).
En las actuales circunstancias hay que hilar muy fino en esta materia, porque aunque es latente la necesidad de cumplir con el déficit para que los mercados puedan prestar a nuestras empresas a precios razonables, si se tocan las distintas figuras tributarias demasiado, se puede volver en nuestra contra, tal y como ha sucedido en muchos bienes y servicios con el alza del IVA en el pasado ejercicio de 2012.
Debatir respecto a esta cuestión suele ser muy complicado, pero en mi opinión, si no tenemos más remedio que subir los impuestos, deberíamos buscar aquéllos que tienen una elasticidad-renta más rígida para los consumidores, porque si subimos aún más el gravamen a los bienes de consumo más demandados, corremos el riesgo de que su consumo se contraiga mucho más, y avoque a más empresas al cierre.
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