La mayoría de autónomos no parecen estar preocupados por su futuro (o no pueden): el 86% de los trabajadores cotizan por la base mínima y tan solo un 40% de los mismos tienen contratado un plan de pensiones, según el último informe de la Unión Española de Entidades Aseguradoras y Reaseguradoras. Esta circunstancia hace que la pensión de jubilación sea más de 500 euros inferior a la que percibe un trabajador asalariado, uno de los principales problemas que asolan a el colectivo de emprendedores.
Las razones son diversas, pero en la mayoría de los casos es consecuencia de los ingresos bajos. La renta media de los trabajadores por cuenta propia es de unos 10.500 €, una brecha de un 55% respecto de los trabajadores asalariados. Es decir, la mayoría de autónomos tienen ingresos que ni siquiera llegan al Salario Mínimo Interprofesional en términos netos, y no hay posibilidad de ahorrar ni de cotizar por una base más alta.
De hecho, el porcentaje de contratación de Planes de Previsión Asegurados (PPA) no llega al 10% en ninguna de las actividades, y es del 1% en algunos sectores como en la agricultura. Los Planes Individuales de Ahorro Sistemáticos (PIAS) y los Seguros Individuales de Ahorro a Largo Plazo (SIALP) tampoco salen bien parados, y su porcentaje de contratación varía entre el 12,8% de los primeros y el 20% de los segundos.
Ahora bien, el informe también deja patente que los autónomos sí se preocupan por contingencias con coberturas frente a muerte o invalidez. La cobertura por fallecimiento, por ejemplo, alcanza altos niveles de contratación entre las personas que son el principal sostén de su familia (o, como lo denomina UNESPA, "las personas que son su propio sostén"). Por ejemplo, los comerciantes (74,8%), profesiones liberales (69,8%), empresarios (66,0%) y agricultores (66,3) son los que prefieren este tipo de seguros.
Y todo ello a pesar de las ventajas fiscales de este tipo de productos financieros. Los planes de pensiones disfrutan de una deducción fiscal de hasta 8.000 € o el 30% de los rendimientos netos del trabajo o actividades económicas, y en todos los anteriores es posible disfrutar del diferimiento de impuestos. Pero ni siquiera esta posibilidad ha logrado que los autónomos se decidan por este tipo de productos. Aunque lo más probable es que ni siquiera puedan.
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