Hace unos años, se puso en marcha una de las medidas estrella del anterior ejecutivo: la posibilidad de que los nuevos autónomos se pudiesen acoger a un pago reducido a la Seguridad Social durante los primeros meses de actividad, una bonificación conocida como la tarifa plana de autónomos.
Se esperaba que una medida tan jugosa fomentase el alta de nuevos trabajadores y, sobre todo, que sirviese como acicate para mejorar la perdurabilidad de estos negocios. Sin embargo, la eficacia de la tarifa plana está de nuevo, en entredicho, al menos si atendemos a los negocios que disfrutan de ella y después continúan su actividad durante los años siguientes.
Según detalla la Unión de Profesionales y Trabajadores Autónomos (UPTA), tras la puesta en marcha de la tarifa plana, solo el 15% de los trabajadores autónomos que empezaron su actividad con ella continúan dos años después. En concreto, y según datos del Ministerio de Empleo y Seguridad Social, en junio de 2019 había 368.449 autónomos que se estaban beneficiando de la tarifa plana, de los que 327.547 llevaban trabajando menos de 11 meses.
Además, el impacto que está teniendo los 700 millones de euros anuales destinados a la tarifa plana en las nuevas altas continúa siendo escaso, ya que menos de 20.000 nuevos autónomos se han dado de alta en los seis primeros meses del año.
Para Eduardo Abad, presidente de UPTA, la solución pasa por realizar un replanteamiento de la tarifa plana, puesto que la ingente inversión realizada por el Estado a lo largo de estos años en esta bonificación, apenas favorece la consolidación de actividades económicas en nuestro colectivo. La solución pasaría por un nuevo modelo de cotización que sea la antesala para la puesta en marcha de la ansiada cotización por ingresos reales.
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