El mayor dinamismo de la economía española, como así lo denomina el Banco de España, está pasando factura a la rentabilidad de las empresas españolas. Mientras en 2011 y 2012, la rentabilidad sobre activos de las empresas españolas se situaba en el 5,4% y 5,2%, respectivamente, en el primer trimestre de este año apenas alcanzó el 3,6%.
Llama la atención que este descenso en la rentabilidad de las empresas se haya producido al mismo tiempo que han caído tanto los costes laborales como los costes financieros. Una dinámica que dificulta, aún más si cabe, la iniciativa empresarial en España.
A los empresarios les sale poco rentable pedir préstamos por la escasa rentabilidad que producen las inversiones financiadas con estos recursos ajenos. Es mucho más rentable invertir en bonos soberanos de máxima seguridad que en un proyecto empresarial cuya incertidumbre es, en muchos casos, máxima.
Al final, lo que buscan los capitales es obtener la máxima rentabilidad posible tolerando un riesgo más o menos razonable. Desde luego, no parece ser el caso de muchas empresas españolas, y todo ello a pesar de la mejoría en lo que a competitividad se refiere de nuestro tejido empresarial.
En Pymes y Autónomos | La rentabilidad de los locales comerciales es la más 'golosa' del ladrillo Imagen | lockstockb