Existen, en la actualidad, numerosas pymes y autónomos que todavía desconfían de la factura electrónica, en la mayoría de los casos porque consideran que no tiene la misma validez legal que una factura en papel. Nada más lejos de la realidad: el 15 de enero de 2015 entró en vigor la obligación para todas las administraciones públicas de aceptar las facturas electrónicas.
Desde que entrase en vigor esta nueva forma de relacionarse con la Administración, los proveedores han emitido cerca de nueve millones de facturas electrónicas que suman un montante total de 46.194 millones de euros.
Aun así, todavía son muchos los proveedores, especialmente aquellos cuyas facturas no superan los 5.000 euros, los que pueden emitir facturas en papel. No obstante, la Administración asegura que se trata de un número ya residual.
Y es que los beneficios de la factura electrónica son evidentes: no solo permite ahorrar costes en la empresa ya que, según cálculos del Gobierno, el ahorro por cada factura es de 3,48 euros (de los cuales 2,78 corresponden a la administración receptora y los 70 céntimos restantes al emisor), sino que, además, evita errores humanos y permite también ahorrar tiempo.
En definitiva, si las relaciones con las Administraciones Públicas son cada vez más difíciles, la posibilidad de reducir costes de administración con ellas se reduce a través del uso de la factura electrónica. Y si la mayoría de empresas ya lo utilizan, ¿por qué no ibas a hacerlo tú?
En Pymes y Autónomos | ¿Son válidas las facturas electrónicas emitidas por correo electrónico?
Imagen | Dafne Cholet