Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), seis de cada diez empresas de nuestro país necesitará financiación durante el período 2011-2013. Los empresarios necesitarán de aquí a 2013 capital que se destinará, en el 89% de los casos, a mantener la propia marcha del negocio. Aunque el comportamiento por sectores es muy similar, la segunda finalidad del dinero obtenido es, para la construcción y los servicios, el aumento de las actividades de la empresa, pero, en cambio, la industria busca financiar la innovación y la I+D.
Según la Encuesta sobre Acceso a Financiación de las Empresas, el 61% de las empresas que solicitará créditos lo hará mayoritariamente a los bancos, en el 93% de los casos. Las empresas consideran que los principales factores que limitarán su crecimiento hasta 2013 serán la perspectiva general de la economía, la reducción de la demanda en los mercados nacionales y la competencia de precios. Una de cada cuatro considera que su crecimiento futuro se verá afectado por una insuficiente financiación.
De las empresas que solicitaron préstamos en 2010, sólo el 50,6% consideran haber obtenido éxito total, cuando en 2007 pensaba así el 80,3% de los encuestados. Así mismo un 25,2% ni siquiera consiguió parcialmente el crédito solicitado, algo que en 2007 sólo les sucedió al 9,8% de las empresas.
Los principales motivos por los que los bancos niegan los créditos es la baja calificación de la solvencia financiera de la empresa, o que ésta tiene demasiadas deudas y préstamos ya en vigor o, simplemente, alegan baja calificación de su solvencia financiera.
La solución a esta situación se antoja complicada. La perspectiva económica no parece que mejore a corto plazo y los bancos seguirán con su política restrictiva y de ferreo control de riesgos lo que no invita a ser optimistas en cuanto a que aumente el porcentaje de créditos obenidos.
La otra vía es fomentar la entrada de capital privado, algo que ahora mismo ante la poca cultura inversora, el desconocimiento mayoritario de las condiciones y los sistemas de inversión y una legislación y un sistema fiscal poco proclive no parecen incentivar esta opción. El Gobierno parece haber movido ficha en este tema con las nuevas medidas de apoyo a la inversión, pero no parece que éstas sean suficientes.
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