Siempre se nos ha dicho que nuestro sistema tributario es poco eficiente. Pese a soportar uno de los mayores esfuerzos fiscales de toda la OCDE, los ingresos por impuestos apenas supone el 37,8% del PIB, siete puntos porcentuales menos que la media de la Unión Europea y, desde luego, muy por debajo de países con sistemas de recaudación mucho más efectivos, como Dinamarca, Suecia o Finlandia.
Así que la reforma fiscal pasa a ser una prioridad entre los partidos políticos con representación parlamentaria y aquellos situados muy bien en las encuestas. La ineficiencia en nuestro sistema fiscal no es un problema de tipos impositivos, sino de bases imponibles, lo que se explica por dos erosiones destacables en nuestra base tributaria: por un lado, la existencia de una maraña legal muy compleja compuesta por un importante número de exenciones, deducciones y desgravaciones y, por otra, la gran bolsa de fraude que año tras año se acumula en España.
La solución debería buscarse en un concepto que en la jerga fiscal se conoce como ensanchamiento de bases imponibles, y que sirve para explicar, en parte, que un aumento de tipos impositivos puede hacer que las arcas públicas recauden menos, y no más, tal y como debería ser previsible.
Y para muestra, un botón. Irlanda, con un tipo impositivo nominal del 12,5% en el impuesto de sociedades, tiene un tipo efectivo cercano al 12% con una recaudación sobre el PIB solo en esta figura impositiva cercana también al 12%. En España, sin embargo, con un tipo nominal del 35%, la recaudación por sociedades no llega al 2% del PIB y el tipo efectivo es cercano al 6%. De hecho, la recaudación en términos absolutos es mayor en Irlanda (cercana a los 25.000 millones de euros) que en España (que no llega a los 20.000 millones de euros).
La explicación la encontramos en las mayores bases imponibles del impuesto de sociedades en Irlanda, además de la simplicidad en la gestión del impuesto, con muchas menos exenciones y desgravaciones que acercan el tipo efectivo al tipo nominal hasta situarse prácticamente a la par. La concentración de beneficios de empresas estadounidenses en Irlanda, especialmente de las principales tecnológicas crea unas condiciones que permiten que con tipos mucho más bajos se recaude casi seis veces más.
Esta es la principal razón por la cual nuestro sistema fiscal y tributario no es eficiente ni flexible. La reforma fiscal ha modificado algunos aspectos en este sentido, pero todavía es insuficiente. Es necesario simplificar al máximo posible las diferentes figuras impositivas que existen en nuestra legislación, eliminando deducciones y exenciones absurdas y reduciendo tipos impositivos. Solo de esta manera el elevado esfuerzo fiscal que soportamos servirá para dotar al sector público de un elevado potencial recaudatorio.
En Pymes y Autónomos | Primer acercamiento a la NO Reforma Fiscal aprobada por el Gobierno
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