¿Por qué es tan difícil que un país de la zona euro rebaje sus tipos de IVA?

¿Por qué es tan difícil que un país de la zona euro rebaje sus tipos de IVA?
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Se acercan las elecciones generales en España, y una de las medidas estrella volverá a ser sin duda la rebaja en los impuestos, especialmente entre los partidos definidos como liberales. Lo cierto es que el margen para reducir la carga fiscal es muy pequeño, sobre todo si no se toman medidas paralelas para reducir el tamaño del estado.

Además, hay algunos impuestos que son muy difíciles de rebajar. Este es el caso del Impuesto Sobre el Valor Añadido (IVA). La razón es que este impuesto está bajo la tutela comunitaria, lo que en la práctica quiere decir que la Unión Europea fija las normas generales que regulan el Impuesto sobre el Valor Añadido.

Desde junio del pasado año, el tipo mínimo general que los países miembros deben aplicar no debe ser inferior al 15%.

El IVA es en parte competencia comunitaria y, por tanto, es muy difícil de tocar.
Además, los tipos reducidos (dos como máximo) pueden aplicarse a una serie limitada de productos o servicios y por lo general no deben ser inferiores al 5%.

En todo caso, existe un IVA superreducido del 4% en España que se aplica sobre productos de primera necesidad. Una gama bastante baja de productos pueden llevar este IVA, aunque sí es posible trasladar la tributación de algunos productos del tipo general o reducido al IVA superreducido.

Esto es lo que pretendía el actual Ejecutivo con los productos de higiene femenina, que pasarían a tributar por el IVA superreducido del 4%, argumentando que eran productos de primera necesidad. Una medida recogida en los Presupuestos Generales del Estado que finalmente no vieron la luz.

En cualquier caso, aunque haya una gama de productos que puedan pasar de un tipo de IVA a otro más reducido, lo cierto es que la rebaja del IVA no es tan sencilla como parece. Se trata de uno de los impuestos con mayor potencial recaudatoria, como el IRPF, y su rebaja debería venir acompañada de una reducción drástica del gasto público, algo que no parece estar en la agenda de ninguno de los partidos con aspiraciones parlamentarias en la actualidad.

Y, sin embargo, es posiblemente el impuesto que más sienten las pymes y los autónomos. Una rebaja serviría para mejorar las cuentas de muchas empresas. Pero no nos engañemos, porque no va a suceder.

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