La crisis económica ha aumentado las dificultades de la mayor parte de las empresas. En el peor de los casos las ha convertido en inviables. Y sin embargo muchas se mantienen abiertas, con una actividad mínima o incluso artificial. Son las empresas zombis, aquellas cuyos beneficios ni siquiera les permiten pagar o devolver sus préstanos, incluso ni siquiera los intereses generados por dichos préstamos.
¿Cómo se mantienen las empresas zombis? Pues básicamente a base de ayudas y refinanciando la deuda o absorbiendo ayudas. Y precisamente por esto han empezado a estar en el punto de mira de la administración. No quieren que estas ayudas se vayan a empresas que finalmente quiebren y no lleguen a otras que son viables y aunque estén pasando dificultades hoy, mañana tendrán beneficio y generarán empleo.
Se estima que en España pueden encontrase en esta situación unas 220.000 empresas, el 6,2% de las empresas activas, un porcentaje más elevado que en otros países de nuestro entorno, un punto por encima de Italia, dos de Francia o tres de Alemania. La parte más negativa es que puede que siga creciendo el porcentaje de empresas zombis ante la prolongación de la crisis.
El problema es que estas empresas que en muchos casos podemos decir que están "dopadas" por hacer un símil deportivo, suponen una competencia desleal para otras que si tienen capacidad para invertir. En parte es un fenómeno que tiene que ver con unos tipos de interés muy bajos y facilidad de acceso a la financiación. Pero con la pandemia esta segunda premisa ha cambiado.
Es aquí donde la ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño, lleva tiempo advirtiendo que las ayudas tienen que dirigirse a las empresas que son solventes, viables, pero están pasando por una situación transitoria adversa como consecuencia del coronavirus, no para aquellas que antes de la irrupción del COVID se encontraban en graves dificultades.
Por eso el reglamento de la Ley de Auditorías de Cuentas recientemente aprobado penaliza con multas que van de los 1.200 a 60.000 eros a las empresas que no depositen sus cuentas anuales en el Registro Mercantil. Veremos si realmente ayuda este tipo de multas a "limpiar el censo" de empresas y que queden inscritas únicamente aquellas que tengan actividad real.