Si todos los rumores y pronósticos se cumplen el Ministerio de Hacienda aprobará hoy una reforma del Impuesto de Sociedades que afectará de forma significativa a los balances de las empresas este año. El objetivo es aumentar la recaudación y enjugar de esta forma el déficit que reclama Bruselas. Con esto pueden surgir algunas dudas para las empresas.
En un momento político como el actual, donde todo apunta que los presupuestos de 2016 serán prorrogados para el año próximo, la reforma de este Impuesto de Sociedades parece ser la única salida para lograr que las arcas del estado ingresen más, eso si, a costa de mermar la capacidad de inversión y los balances de las empresas.
¿Es una subida de impuestos o un adelanto?
Pues si se cumplen las previsiones lo cierto es que será seis de uno y media docena del otro, como dirían los ingleses. El plan es aumentar el tipo mínimo al 23%, en lugar del 20% actual, por lo que podríamos decir que sí es una subida de impuestos. Para los bancos el tipo será del 25%. El objetivo es aumentar en 8.000 millones la recaudación.
Pero además se vuelve a implantar el pago fraccionado, ya para los meses de noviembre y diciembre, que de factos supone un adelanto del pago del impuesto. Es decir, las empresas dejan de tener dinero en sus balances para anticipárselo al estado a cuenta del Impuesto de Sociedades, por lo que también implica una pérdida de ingresos y una subida del impuesto.
El tipo mínimo de este pago fraccionado se situará en el 12%. Con esta medida se pretende aliviar el descenso en la recaudación de este impuesto que al haber eliminado el pago fraccionado que ahora se recupera había caído un 50%.
¿A qué empresas afecta?
Este impuesto se aplicará a las grandes y medianas empresas, ya que tienen que facturar más de 10 millones de euros anuales. Se calcula que serán unas 9.000 las empresas afectadas por esta media que entraría en vigor ya este año en los meses que restan del año.
Estos tipos se aplicarían también en 2017 y no se descarta que se prolonguen en 2018. Si tomamos como referencia la subida de IRPF que se aplicó a los profesionales hace unos años, lo cierto es que sabemos cuando sube, pero luego que baje en los plazos prometidos no está tan claro.
Lo peor para las empresas es que se encuentran con muy poco margen de maniobra. Puede comprometer inversiones que iban a acometer, ya que tendrán que pagar una cantidad importante que no estaba prevista en el presupuesto anual. Esperemos que no se vea afectado el empleo y las empresas más pequeñas como daño colateral.
En Pymes y Autónomos | Novedades fiscales para 2016 (I): el Impuesto sobre Sociedades
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