Cada vez en más ocasiones es necesario recurrir a la colaboración empresarial para afrontar determinados proyectos. La inmensa mayoría de las empresas españolas son pymes, lo que supone un obstáculo para desarrollar proyectos grandes o más complicados.
Ante estas circunstancias muchas empresas recurren a la colaboración con otras que puedan aportar conocimientos, experiencia, recursos, etc. Lógicamente, tanto o más que la propia aportación de los colaboradores este tipo de relaciones están basadas en la confianza.
Diferentes modelos de colaboración
Los modelos de colaboración suponen una solución flexible pero no exenta de complicaciones. Se establece una colaboración en base a un trabajo compartido con un beneficio mutuo, si bien ese beneficio no siempre ha de ser económico. La confianza es este aspecto es esencial ya que la colaboración no presupone una contratación de servicios y la "voluntariedad" de la relación puede ser origen de conflictos, bien por no cumplir lo acordado o por no conseguir los objetivos esperados.
A la hora de plantear una colaboración se pueden encontrar diferentes modelos. Hay colaboraciones en las que se intenta completar el proyecto con algún aspecto del que la empresa principal carece. El colaborador se incorpora al proyecto a cubrir esa disciplina.
Otro modelo de colaboración muy habitual es aquel en el que se desarrolla la mentorización o la dirección del proyecto. El colaborador no aporta una tarea específica si no que ofrece conocimientos, experiencia e, incluso, contactos en relación a su campo de actividad o una coordinación general de los procedimientos a desarrollar.
La clave está en la confianza
Independientemente del modelo a poner en práctica, la confianza es esencial en este tipo de relaciones. Por un lado la confianza que ha de depositar la empresa que ofrece el acuerdo en la capacidad de llevar adelante las tareas asignadas, en la responsabilidad y cómo va a involucrarse el colaborador según los requerimientos planteados.
Por otro lado la confianza también es vital teniendo en cuenta que la empresa da generalmente al colaborador una importante información estratégica sobre el modelo de negocio a desarrollar y que el colaborador no debe usar para otros fines que los estrictamente pactados, de la misma manera que esa confianza debe propiciar el intercambio de información necesaria para que el proyecto fructifique.
Pero la confianza ha de ser recíproca. El colaborador también ha de confiar en el que le propone el acuerdo a la hora de que sea posible alcanzar el objetivo mutuo planteado y que ambas partes obtendrán su recompensa. A veces se dan situaciones en que el colaborador puede poner todo de su parte pero es sólo la empresa que lidera el proyecto la que consigue el beneficio.
Colaboración y confianza han de ir de la mano. Hablamos de relaciones comerciales de carácter especial, ya que la colaboración tiene unas connotaciones diferentes a los acuerdos mercantiles normales, ese carácter particular requiere un plus en la relación entre las partes.
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