Últimamente como consecuencia de la situación de nerviosismo generalizada, la celeridad con la que se toman determinado tipo de decisiones, y los movimientos empresariales que se están produciendo. Muchos mandos intermedios y empleados de muchas empresas, especialmente las que pertenecen a su vez a otros grupos empresariales, están padeciendo una situación de estrés inducida por una situación que es completamente ajena a nuestra decisión, lo que nos lleva a actuar con inseguridad, desconfianza e incluso nos lleva a perder la visión de largo plazo.
Aunque comprendemos que el cambio que esperamos no depende de nuestra decisión, muchas veces gastamos demasiado tiempo y energías en pensar en las consecuencias de algo que no sabemos si se va a producir, afectando a nuestro día a día y al entorno del equipo.
En mi opinión, lo más inteligente es actuar con racionalidad, con naturalidad y viviendo el día a día, porque nadie sabe lo que nos va a deparar mañana, y posiblemente, muchos de los movimientos o cambios con los que especulamos hoy no se materializarán finalmente.
Por lo que no merece la pena perder ni un solo segundo de nuestro tiempo, ni mucho menos dejarnos afectar por ello. Y sobre todo, hemos de tener un especial cuidado en cómo gestionamos este tipo de situaciones si dirigimos un equipo de personas, porque ellos se hacen sus respectivas preguntas, y en nuestras manos estará que logremos mitigar la situación o acrecentarla.
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