En repetidas ocasiones hemos hablado de técnicas de motivación, tanto para la plantilla como para el propio autónomo, de la importancia de la calidad en el trabajo como las necesidades de formar un equipo cohesionado.
Pero nunca antes lo hemos cuantificado mediante algún formato. Y creo que una buena forma de controlar tanto nuestras políticas de personal, de consecución de resultados como aspectos de integración de grupo se pueden sustentar mediante el establecimiento de un salario emocional.
Este salario, me ha venido a la mente recordando la trilogia de Mario Puzo, tal y como el Padrino realizaba las labores de motivación y desmotivación emocional de toda su organización. Para aplicarlo en la empresa, debemos realizar la transcripción numérica de todas las políticas en recursos humanos que se llevan a cabo para una integración plena de la plantilla
Para realizar esta escala, cuantitativa y cualitativa tenemos que partir de mi plantilla actual, las políticas que llevamos a cabo, las que serían deseables y las que rechazamos de plano. A partir de esta medición vamos a establecer una guía para retribuir emocionalmente y mejorar las condiciones laborales de nuestros empleados.
Como complemento, si nuestra empresa tiene más de tres trabajadores, podemos realizar un estudio previo para implantar este salario mediante un pequeño formulario, totalmente anónimo en donde midamos los niveles de satisfacción de nuestros trabajadores.
Se me ocurren varios métodos para llevar a cabo este tipo de mediciones, criterios a seguir y factores ponderantes para cuantificar la satisfacción y sé que algunos de nuestros lectores nos pueden indicar hasta las técnicas más adecuadas para ello.
¿Las ventajas? Todas las del mundo porque nos pueden ayudar a corregir directrices de personal erróneas, desmotivadoras y que perjudican al rendimiento y a la productividad de nuestros trabajadores. En el siguiente post intento plantear algunas directrices a seguir.
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