Ahora que el calor aprieta serán muchas las empresas las que comiencen sus jornadas de verano. Por lo general se trabaja en turno continuo de siete horas, de ocho a tres y se van a comer a casa quedando la tarde libre. Sin embargo la jornada de verano del autónomo, sospechosamente parecida a la del resto del año.
Mientras algunas empresas pueden ver cómo su actividad en las horas vespertinas se reducen y los empleados tienen un mayor tiempo de descanso y calidad de vida, los autónomos tienen poco más o menos que actividad frenética. En muchos casos porque tienen que resolver todo el trabajo por la mañana, mientras que por la tarde se realizan tareas que no se podrían hacer en horario laboral para no interrumpir.
Esto puede generar problemas de coordinación, ya que a poco que se despisten y necesiten contactar con alguien de la empresa que les ha encargado un trabajo será muy complicado hacerlo. Además simplemente por el hecho de alargarse las horas de luz, el autónomo tiene una tendencia a aumentar el número de horas trabajadas...
Da la sensación de que irse a casa siendo de día supone estar perdiendo dinero. Este es uno de las grandes diferencias entre trabajadores por cuenta ajena y cuenta propia. No solo se trata de vacaciones, puentes o fiestas en general, sino de la amplitud de la jornada laboral que es lo que va minando la fuerza y el ánimo de estos profesionales.
Más todavía cuando llega esta época del año, echan cuentas de lo que han ganado al hacer su declaración de IRPF. Si muchos de ellos hicieran el cálculo de a cuánto sale su hora trabajada, sin duda que buscarían otra salida laboral a la mínima oportunidad que tuvieran.
En Pymes y Autónomos | Y si se adaptan las jornadas al ciclo productivo de cada empleado
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