A menudo damos señales de agotamiento que ignoramos, de apatía o desconfianza. Son los síntomas que te indican que necesitas cambiar de trabajo. No suelen aparecer de un día para otro, sino que más bien llegan de forma progresiva, hasta que se alcanza un punto de ruptura en el que no hay marcha atrás.
Lo ideal es que se detecten antes de llegar a dicho punto, ya que un parón, unas pequeñas vacaciones o un cambio de actitud nos pueden ayudar a sobrellevar mejor nuestro trabajo, incluso aunque no sea el empleo de nuestra vida. Se valoran más los aspectos positivos, alejando aquellos que no lo son tanto.
Señales que te indican que necesitas un cambio
Vamos a ver alguno de ellos:
- Te cuesta llegar al trabajo y no porque haya atascos, sino más bien porque preferirías que te operaran del bazo antes de cruzar otro día la puerta de tu empresa. La motivación para ir al trabajo no es otra que pagar la facturas.
- No te llevas bien con tus compañeros. No se trata de que salgamos con ellos a hacer el afterwork, pero tampoco que tengamos ya una animadversión hacia ellos más allá del entorno laboral.
- Cometes errores tontos, a menudo por falta de concentración. En ocasiones estos errores suponen horas de trabajo extras, para ti y para tus compañeros.
- Tu mesa de trabajo es un caos donde encontrar las cosas simplemente es algo imposible. Es el reflejo de tu trabajo, donde vas dando saltos de un lado para otro, sin enfocarte en una tarea concreta.
- Estás todo el día quejándote del jefe. Has perdido toda empatía hacia él y la empresa, dejando de ponerte por un momento en su lugar. Te sientes injustamente tratado.
- No duermes ni descansas bien, el estrés que te produce ir a trabajar no se pasa cuando sales por la puerta de la oficina. Te acompaña en el día a día.
No todos reaccionamos igual, pero lo cierto es que es una situación que no es beneficiosa ni para el trabajador ni para la empresa. El problema surge cuando no se encuentra otro empleo y te sientes atrapado. Es fundamental hacer un parón, tomarse unas vacaciones para replantearse la relación en la empresa y cómo trabajar en el futuro.
Buscar aspectos positivos, saber separar vida profesional y personal o buscar apoyos y ayuda dentro de los propios compañeros es un punto de inicio para revertir esta dinámica. De otra forma sólo acabará con el fin de la relación laboral, ya sea de forma voluntaria o forzosa, porque ninguna de las dos partes estará conforme.
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