Muchas empresas ya han empezado su horario de verano. Se trata por lo general de una jornada continua de siete horas seguidas, donde no se hace pausa para comer. De esta manera a partir de las tres de la tarde los empleados se van a casa. Pero ¿tenemos que estar disponibles por las tardes en la jornada de verano?
Hablamos sobre todo de aquellos empleados que tienen teléfono de empresa, aunque no es imprescindible. En muchos casos las llamadas se realizan al smartphone personal, mensajes instantáneos, etc. A veces no todo el mundo se marcha a casa y puede que alguien se quede más tiempo para acabar alguna tarea.
Lo cierto es que más allá de echar o no una mano a un compañero, es nuestro tiempo de descanso, por lo que no deberían molestarnos. En todo caso, lo que no deben obligarnos es a tener que contestar inmediatamente, ya sea una llamada o un mensaje. No tenemos que vivir pegados al teléfono.
Lo mismo podríamos decir si recibimos llamadas de clientes, que no necesariamente tienen que tener jornada continua. En estos casos es más complicado no recoger la llamada. Un ejemplo sería el caso de los comerciales, donde coger una llamada supone hacer un nuevo pedido o fidelizar a un cliente.
Vivimos en un mundo en el que siempre estamos conectados, siempre estamos localizados, pero donde a veces nos cuesta desconectar mentalmente del trabajo. Si tenemos llamadas y mensajes de forma habitual por las tardes en verano, más que acortar la jornada la alargamos.
La jornada de verano es un acuerdo entre empresa y trabajadores, y lo mismo que no deben molestarnos a lo largo del año cuando salimos de la oficina o los fines de semana, lo mismo debería ocurrir en verano. De otra forma lo único que hacemos es prolongar nuestra jornada, también en verano.
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