Cuando nos disponemos a realizar la compra en nuestro supermercado habitual, e identificamos las denominadas 'marcas blancas', apreciamos que hay detrás empresas, muchas de ellas sin nombre comercial, que basan su actividad, o gran parte de ella, en producir productos para las grandes cadenas de distribución.
Es conocido que en un mercado, quien controla un mayor volumen tiene más poder, y por tanto puede negociar con sus proveedores precios más ajustados, mejores condiciones financieras, en definitiva, un determinado trato de favor.
A pesar de ello, las empresas que se participan en este proceso, no diré ejemplos porque muchas de ellas son conocidas por la mayoría, tienen la enorme suerte de asegurarse un nivel de trabajo o producción amparadas por el tirón de sus privilegiados clientes.
Es cierto que estos tratan de velar siempre por sus intereses, y necesitan ajustar los precios para hacer frente a una situación económica en la que el cliente es muy sensible a la variable precio, pero a pesar de todo, hoy en día es todo una lotería para las empresas, que a pesar de 'jugar' con márgenes muy ajustados incrementan sus beneficios y mantienen a sus respectivas plantillas.
En Pymes y Autónomos | Cada vez que compramos marca blanca, Dios mata a un gatito Imagen | gonmi