Hace unas semanas caminar por cualquier centro comercial ya era sinónimo de un recordatorio: las navidades se acercan. No sólo las grandes superficies se empeñan en convertir sus espacios en una postal propia de una película, las calles de las ciudades también.
Los comerciantes se afanan en arreglar y preparar sus escaparates para así hacer más atractivo al cliente su paso frente a él, invitar a que pase y por supuesto, compre. En Alicante, las asociaciones de comerciantes han puesto el grito en el cielo, nunca mejor dicho por la escasez de luces por parte del Ayuntamiento.
Luces, cámara y acción
Si hacemos hincapié en la importancia del diseño de un local, tanto por su distribución como por su colorido, resulta obvio que en estas fechas, la calle es el gran escaparate que hay que adornar para crear ese clima festivo.
¿Pero qué ocurre si los adornos van de la mano de unas cuantas bombillas que apenas dan luz? Que los comerciantes se asombran. Navidad es sinónimo de una ambientación alegre y colorida.
Las luces animan al visitante
Los comerciantes alicantinos consideran que un «desastre» el alumbrado ornamental de este año y que puede reducir el negocio hasta un 20%.
El presidente de la asociación Corazón de Alicante, Vicente Armengol, compara la situación con la de 2013.
Tal vez las iluminación no sea cosa de políticos
La patronal del pequeño comercio cree que las propias asociaciones deben encargarse del alumbrado y el Ayuntamiento de pagar el consumo, como se hacía antiguamente.
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