En estos tiempos que corren en los que es una tónica general la caída de la facturación y de los márgenes empresariales, la mayoría de las empresas se esfuerzan en proporcionar el mejor trato posible al cliente, con el objetivo de retenerlo y mantener su negocio a flote.
No obstante, a causa de esta situación se están produciendo algunos abusos por parte de algunos clientes, especialmente los que realizan sus compras en el pequeño comercio, al creer que cuentan con el derecho a 'casi todo' porque estamos necesitados de ventas.
Algunos de estos abusos suelen ser el exigir una mayor cantidad del bien y/o servicio que ofrecemos al mismo precio (o incluso menos), facilidades financieras excesivas (con el recurso a típicos como el "ya te pagaré cuando pueda"), y otros tantos que suponen un incremento de costes en sentido amplio para el profesional que regenta un negocio.
Aunque es cierto que tomar una determinación ante este tipo de casos no suele ser nada sencillo, porque por mucho que queramos persiste el miedo a perder a nuestros clientes. Lo que no podemos hacer como empresarios es vender nuestra alma a este tipo de clientes, que sin lugar a dudas son unos oportunistas y que sin lugar a dudas, destruyen mucho más valor del que generan.
En Pymes y Autónomos | ¿Cuándo ha dejado de merecer la pena un negocio?
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