Hace poco menos de una semana saltaba el penúltimo escándalo financiero. Esta vez en el oasis (quien fue el ocurrente) catalán. Un negocio de compraventa de sociedades y activos empresariales era desmantelado por la policía. Presuntamente, dicho despacho era el epicentro de una trama de facturas falsas, con las correspondientes implicaciones fiscales en IVA y e Impuesto de Sociedades. Claro,pensaría alguno, que interés puede tener comprar una empresa en perdidas si no es para usarla con fines oscuros. Pues alguno que otro más diría yo.
La noticia, los artículos en prensa sobre la misma, me dejaron cierto desasosiego. Me parece injusto que quede la sensación de que los profesionales que se dedican a este tipo de actividades los hacen por motivos espurios. No es justo. Y es imprudente, pues creo que su función es necesaria. Pensemos un momento en las causas que nos pueden llevar a comprar una empresa en perdidas.
Para empezar, tan sólo recordar que hay perdidas y perdidas. No son lo mismo las perdidas derivadas de fuertes amortizaciones que las provenientes de una ausencia de ingresos. No son lo mismo las perdidas causadas por unos margenes comerciales inadecuados que las condicionadas una estructura financiera heredada, quizás derivada de una falta de solvencia de los accionistas que imposibilita su negociación bancaria. Lo que pretendo remarcar es que en ocasiones basta con integrar la empresa dentro de otra con capacidad de financiación, con una capitalización dada, para permitirla crecer. Las ideas están muy bien, pero recordemos que esto va de dinero, que es la sangre de estos organismos.
La empresa en perdidas puede ser muy golosa desde un punto de vista fiscal. Os recuerdo la existencia del denominado crédito fiscal por perdidas acumuladas. Es decir, nuestro marco fiscal contempla la posibilidad de compensar, a futuro, las perdidas acumuladas de una empresa. En ocasiones, los motivos de la adquisición giran en buena medida sobre este punto, o como mínimo dicho crédito es un activo valorado en las negociaciones.
Aunque la UE esta muy encima, aunque le marco legal lo restringe mucho, a nadie escapa que, en determinadas operaciones, los caballeros blancos que salen al rescate de una empresa en dificultades son vistos con muy buenos ojos por parte de las instituciones públicas, que ofrecen prebendas varias, bien acomodando las ayudas dentro de la legislación general al efecto, bien pariendo normativa beneficiosa para las mismas, especialmente en determinadas comarcas o sectores deprimidos. En resumen, que hay operaciones propias de auténticos cazasubvenciones y asimilados.
¿Os acordáis del Monopoly? No era lo mismo tener una calle que una serie de ellas. Pues puede ocurrir otro tanto. Es posible que al comprador de la empresa le interese adquirir la firma para obtener sinergias derivadas de la conjunción de activos, con elementos productivos, de mercado, en poder del patito feo, más allá de créditos fiscales. Hablo de tecnologías, de derechos de marca, de carteras comerciales, etc, cuyo valor no es el mismo formando parte de una empresa en perdidas que en manos del adquirente. Puede haber interesantes huevos de Pascua.
En ocasiones se trata de comprar una empresa de la competencia para acabar con ella, o, para controlar a tu competencia, sin que muchos de los clientes de ambas firmas sean conscientes de ello. Ojo, con determinados volúmenes y la Comisión Nacional de la Competencia.
Distinto caso es aquel que compra una empresa en perdidas para desguazarla, sin más, como un chatarrero empresarial. En estos casos, lo que se busca es obtener un beneficio de la venta por separado de los activos de la empresa, sin ningún ánimo de que perviva la sociedad. Ejemplos de manual los hay relacionados con activos inmobiliarios, aunque el abanico es más extenso.
Queda claro por tanto, y no tengo ánimo exhaustivo, que hay multitud de causas, que nos pueden llevar a comprar una empresa en perdidas. Recordad que es una tarea compleja, un mundo delicado con importantes responsabilidades frente a terceros (Hacienda, acreedores, SS, trabajadores,...) y que por tanto hay que extremar las precauciones y dotarse de un fuerte asesoramiento jurídico y financiero. Y ahí es donde saco la cara por los profesionales del sector.
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