Cuando el tamaño sí importa. Cinco motivos por los que las empresas españolas no crecen

Cuando el tamaño sí importa. Cinco motivos por los que las empresas españolas no crecen
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Que España es un país de pymes es algo que no se le escapa a nadie. Más de tres millones de empresas en España, es decir, el 99,9% de las mismas, tienen menos de 250 trabajadores, y casi cuatro de cada diez asalariados españoles trabajan en una empresa de menos de 10 trabajadores, porcentaje solo superado por Portugal e Italia dentro de la eurozona.

Esta situación supone un grave problema para la economía española, especialmente si lo comparamos con el resto de países de nuestro entorno, pues provoca una reducción de la productividad de toda la economía, que redunda en sueldos más bajos, trabajos más inestables, una elevada tasa de desempleo y una mortalidad empresarial mucho mayor. Pero, ¿por qué hay tantas microempresas? Vamos a tratar de resumirlo en estos cinco motivos.

Los procesos concursales no funcionan

España es uno de los países con mayor mortalidad empresarial de toda la OCDE. Menos del 30 por ciento de las empresas sobreviven al quinto año de vida, y tan solo el 10 por ciento consigue mantenerse viva a los diez años. A esta mortalidad contribuyen diversos elementos, entre los que destacan la pobre legislación española en materia concursal.

Más del 90 por ciento de los concursos de acreedores acaba en quiebra, y tan solo un 10 por ciento consigue mantener viva la empresa, un hecho que se ha hecho palpable durante la crisis económica que comenzó en 2008. Los procesos concursales no funcionan en España, y mientras no nos demos cuenta de esto, no habrá segundas oportunidades para los nuevos emprendedores.

Una segunda oportunidad demasiado rígida

A diferencia de otros países, la legislación en materia de segunda oportunidad es bastante rígida. España es uno de los pocos países en los cuales se sigue penalizando el fracaso empresarial, condenando de por vida a todas aquellas personas físicas que se han endeudado para mantener en funcionamiento su negocio.

Ni siquiera la Ley de Segunda Oportunidad ha contribuido a cambiar el panorama, pues los requisitos para acceder a ella son todavía demasiado exigentes. Evidentemente, todos los acreedores querrán ver sus deudas reestablecidas, pero al menos es necesario cambiar la mentalidad y evitar que el fracaso condene de por vida a los emprendedores.

Los plazos de pago se incumplen sistemáticamente

Se trata de una de las mayores demandas de pymes y autónomos. Los plazos establecidos en las facturas se incumplen de forma sistemática, condenando a las empresas a tener que lidiar con problemas graves de liquidez que acaban siendo el paso previo a la suspensión de pagos y posterior quiebra.

Y aunque el Gobierno se ha comprometido a reducir esta cifra tan alarmante, ni la Ley de Morosidad ni el plan de pago a proveedores han servido para cambiar las cosas. Y no digamos ya el esperado IVA de caja, que parecía la panacea para reducir los dilatados plazos de pago y que, finalmente, ha resultado ser un rotundo fracaso.

La presión fiscal a los autónomos, un problema estructural

En campaña electoral, muchos han sido los partidos políticos los que han incidido en la necesidad de rebajar los costes fiscales y de cotizaciones sociales a los autónomos. Unas promesas que, poco después, se han quedado, como casi siempre, en agua de borrajas. España soporta los costes laborales más altos de toda la Unión Europea, y son los autónomos los que más sufren esta presión fiscal desproporcionada.

Aunque la tarifa plana ha tratado de reducir en parte esta presión, son muchos los autónomos con ingresos reducidos que no pueden crecer por falta de capacidad económica y liquidez. Urge una reforma en profundidad del Régimen Especial de Trabajadores Autónomos con el objetivo de acercar la cuota mensual de la Seguridad Social a los ingresos reales del trabajador para reducir, de esta manera, las cotizaciones sociales de aquellos trabajadores con rentas más bajas.

Una legislación laboral poco flexible

La legislación en materia laboral es otro de los escollos con los que se encuentran las empresas. España es, junto a Polonia, líder europeo en contratación temporal como consecuencia de un mercado laboral dual que sobreprotege a algunos trabajadores y no defiende los intereses del resto de trabajadores.

A esta injusta situación contribuye uno de los costes de despido más altos de toda la Unión Europea, una maraña contractual difícil de comprender hasta para los más expertos abogados laboralistas, un marco de negociación colectiva insuficiente y la nula capacidad de adaptación de la legislación a las necesidades de las pymes y los autónomos.

Imagen | qimono

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Comentarios cerrados
    • interesante

      Puedo añadir uno mas??

      Lo hago con un ejemplo. Te arriesgas a montar una sociedad y funciona bien o medio bien. Decides ponerte un salario ajustado, que sea lo justo para vivir modestamente de acuerdo a tu situación personal, supongamos entre 600 y 1.200€. De forma que los gastos de la empresa sean los menores posibles y te permite "ahorrar" dinero a fin de año y poder programar el año siguiente con mayor tranquilidad, afrontar inversiones, contrataciones, etc. En resumen, programas los gastos de la sociedad para poder CRECER.

      Que hace entonces el estado? Si tu (modesta) empresa acaba el año con algo de dinero en caja, digamos 6.000 € por ejemplo, la Agencia Tributaria considera que tu sociedad ha tenido importantes beneficios y te solicita que colabores al mantenimiento de Estado con el 23% (creo a dia de hoy) de impuestos sobre esos beneficios!!!!

      Con tu modesto salario te correspondería pagar un IRPF muy bajo (no tengo las tablas a mano, pero podría ser un 8-10%) pero sin embargo el IS es un 23%. Podemos llamarlo ISIS en lugar de IS para hacer la gracia porque esto es terrorismo de Estado puro. Gravar un 23% los "beneficios" de una micropyme.

      Que te está diciendo realmente el Estado que tienes que hacer? Coger esos 6.000€ y ponerlos en tu nómina a razón de 500€/mes. Tu IRPF seguirá siendo muy inferior al 23% con lo que te ahorras un dineral, el Estado recauda mucho menos, pero encima, lo mas importante, el Estado te esta PREMIANDO para que descapitalices tu empresa!!!!!! En lugar de empezar el año con 6.000€ en caja te "sugiere" que empieces el año con la caja con 0€. Olvídate de crecer, de invertir y de contratar, el dinero en el bolsillo y para tu casa. Si después hay cualquier incidente y no hay cash para responder se liquida la sociedad, se dejan pufos a proveedores, etc. y aquí paz y después gloria.

      A mi modesto entender, una simple medida fiscal que "premiase el ahorro" de las pymes permitiría que muchas de ellas pudiesen crecer...

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    • Avatar de elmismomismo Respondiendo a elmismomismo

      Gran verdad. En esa tesitura me encontraba yo siempre. Aunque la situación de un autónomo no es exactamente igual. Pero yo veía que lo que fomentaban es que demostraras que estabas a un paso de irte al carajo. Si se olían que te iba bien, se tiraban a meterte las manos en los bolsillos como sabandijas.

    • Yo he estado en los dos lados, en el del empleador y en el de empleado. Querer hacer crecer una empresa y contratar más personas es correr unos riesgos tan grandes y poner en peligro el sustento de tu familia que en muchas ocasiones da vértigo. Y por esa razón, muchos se quedan como están, no vaya a ser...
      Crear una empresa, ampliar, contratar, invertir, despedir, reducir para redirigir la empresa, volver a crecer, ... todo debería ser más fácil, todo debería ser fluido, sin embargo todo son inconvenientes artificiales, sobre todo creados por una administración con la intención de justificar sus sueldos.
      Es que no tiene sentido que haya tanto papeleo para dar cualquier paso. Es que no puede ser que despedir a un empleado sea más gravoso que un divorcio. Es que no tiene sentido que para cualquier cosa tengas que dar cuenta ante una administración que le importa un pimiento lo que vas a hacer, lo que quiere es cobrar unas tasas por cada paso que das.
      En una empresa que tuve, en un momento dado pretendí dar un paso más allá, y me veía en la obligación de tener que pedir un dinero que no necesitaba, para poder cumplir unos requisitos que completamente arbitrarios y a la vez inútiles. Que no quepa duda que no amplié nada, ni creé los dos o tres puestos de trabajo que estaban en el proyecto.

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