En estás páginas les hemos hablado en muchas ocasiones sobre las bondades que presenta para la empresa una estrategia exportadora. Como por ejemplo la diversificación de la cartera de clientes por áreas geográficas, la menor dependencia del clima económico interno, la posibilidad de mejorar nuestras relaciones con proveedores, competir a nivel mundial, e incluso, en lo que respecta a la cultura de la empresa.
Dicho esto, aún son muchas las empresas que bien por miedo, por no conocer otros mercados, o por la firme creencia de que en pocos meses saldremos del atolladero económico en el que nos encontramos, no se lanzan a salir fuera. Un comportamiento que ya se considera de desfasado en todos los foros empresariales, y que no solo eso, sino que avocará a nuestra empresa a una muerte lenta, más pronto que tarde, si no decidimos conectarnos con el exterior.
En esta cuestión, me han llamado mucho la atención las palabras del presidente de la cooperativa Mondragón, Josu Ugarte, no por el mensaje, que ya se empieza a utilizar como un estándar, sino por la claridad de lo que ha afirmado:
España está en crisis, pero el mundo no.
Una expresión que debe ser interpretada como un 'toque' de atención para los que se posicionan como firmes defensores de la tesis de que el mercado interior será suficiente para cubrir el desarrollo futuro de nuestra empresa. Que ya comprobamos que es equivocada, porque las empresas que mayor éxito están teniendo en estos últimos años son precisamente las que tienen vocación exportadora.
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