Esta semana se proporcionó publicidad al nuevo plan de Mercadona para entrar en el País Vasco, algo que parecía poco probable en base al presunto acuerdo que tenía con Eroski para respetarse mutuamente en sus respectivos mercados de origen, es decir, en la comunidad valenciana y en el propio País vasco.
Este pacto se ha respetado durante años, pero llegado este momento en el que la firma de alimentación valenciana preparaba su plan de expansión internacional, no podía permitirse el lujo de que en su carta de presentación rezase que no estaba presente en la totalidad del sector de la gran distribución en España.
Aunque es cierto que a lo largo de la historia empresarial siempre han existido pactos en este sentido, lo que no resulta muy lógico es que lleguen a limitar los planes de expansión de dos compañías, que aunque son competidoras pueden convivir perfectamente dentro de una jurisdicción determinada, ya que el temor a restarse clientes mutuamente no debería constituir justificación alguna.
En mi opinión este tipo de alianzas a parte de limitar el crecimiento de las empresas en los mercados dónde se llevan a cabo, son perjudiciales para el mercado y/o sector de referencia, ya que al tratar de 'camuflar' determinadas imperfecciones, tanto los clientes así como los proveedores manejan unos precios que presentan diferencias importantes respecto a los estándares de referencia.
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