Uno de mayo, fiesta del trabajo, paradojicamente el día después de conocerse los malísimos datos de desempleo. Se confirma que la población con más dificultades para encontrar trabajo son los mayores de 45 años y los jóvenes. Las condiciones económicas actuales hacen que las ofertas escaseen y las que hay "castigan" la inexperiencia o la "excesiva" experiencia. Por otro lado, hay personas que, desesperadas por las dificultades para encontrar un trabajo, se lanzan al autoempleo como opción. Sin embargo esta opción no se la plantean, precisamente, los jóvenes.
Recientemente, hablando con un directivo de una asociación de empresarios, me comentaba que, a veces, se sentía un poco desolado cuando participaba en alguna charla en la Universidad y sólo un 2% de los universitarios manifestaban tener iniciativa emprendedora. En ese sentido no podemos compararnos con los americanos, una investigación reciente de la Kauffman Foundation revelaba que cuatro de cada diez jóvenes americanos entre 8 y 21 años quieren crear su propia empresa.
Como contraste aquí los jóvenes, después de terminar sus estudios, prefieren dedicar su esfuerzo, tiempo y dinero en preparar oposiciones para conseguir una plaza de funcionario, aunque sea economista y opte a una plaza de celador (con todos mis respetos a los celadores) en un hospital o de auxiliar administrativo en un Ayuntamiento.
Volvamos al otro lado del Atlántico, allí muchos adolescentes han sido testigos de un periodo de recesión en el que los despidos en las compañías en las que trabajaban sus padres están a la orden del día, esta generación de jóvenes ya no asocia la seguridad laboral y financiera con la idea de trabajar en una compañía tradicional.
El 63% de estos jóvenes emprendedores americanos se cree con capacidad y habilidades suficientes para crear su propio negocio y han crecido en la creencia de que pueden lograr cualquier cosa que se propongan. Desean ser felices en su trabajo, han visto a sus padres en compañías impersonales que no han tenido en cuenta la trayectoria ni el sacrificio y por eso rechazan ese modelo y buscan uno propio.
Trabajar en lo que a uno le gusta, independencia y la posibilidad de alcanzar una estabilidad económica duradera podrían ser los factores para atraer a una parte de esos jóvenes desempleados a plantearse un proyecto empresarial y optar por el autoempleo como salida. Tampoco podemos obviar los riesgos que hay que afrontar, pero precisamente los jóvenes en la mayoría de los casos, con formación y sin cargas familiares son los más indicados para poder afrontar esos riesgos.
Se habla, continuamente, del empleo basura, de las malas condiciones de los becarios, etc. Aquí hay mucha gente cercana a los treinta años, universitarios, que viven con sus padres y haciendo trabajos mal pagados que son más típicos de gente más joven que estudia y quiere sacarse algo de dinero para el fin de semana, sin embargo no se plantean "salir del nido" y emprender.
No me refiero a lanzarse al vacío con los ojos cerrados, si no ha hacerse un planteamiento serio, buscar una idea, diseñar un plan de negocio y lanzarse a la calle a buscar clientes. No es fácil para nadie y el riesgo de fracaso existe siempre, pero algunos lo consiguen. Muchos spin-off que surgen de la Universidad se transforman en empresas de éxito, haría falta que esa mentalidad emprendedora que ahora mismo pueden tener un 2% de los jóvenes se acercara más al 40% de los americanos.
En Pymes y Autónomos | Recursos para jóvenes emprendedores Imagen | Ixtla