La Federación de Autónomos ATA acaba de publicar un informe sobre el sentimiento que los autónomos tiene sobre la situación económica actual y sus previsiones de futuro. El titular es aplastante, nueve de cada diez autónomos se muestran pesimistas con la situación económica española. Desde luego la percepción es que el punto de vista de este colectivo sobre el futuro es muy negro, pero no parece que eso importe a nadie.
Esta encuesta ha sido realizada por el Observatorio del Trabajo Autónomo de la Federación Nacional de Asociaciones de Trabajadores Autónomos, ATA, a un total de 1.184 trabajadores autónomos, distribuida por todo el territorio nacional y teniendo en cuenta la proporción de autónomos en cada comunidad autónoma.
No quiero entrar a comentar todos los datos que aparecen en esta encuesta, Sólo incidir en que el 74,2% confiesan que su negocio se ha visto afectado negativamente en lo que va de año y que nueve de cada diez empresarios autónomos no prevé contratar nuevos trabajadores este año.
No hay ningún dato medianamente positivo en todo el estudio, pero lo peor es que estas opiniones, y otras parecidas, no se tienen en cuenta. ¿Le importa realmente a alguien lo que opinen los autónomos y las pymes sobre la situación actual? Desgraciadamente no.
En Alemania se publica mensualmente el índice IFO, éste mide la confianza empresarial y tiene una gran influencia sobre los mercados financieros porque se estima que los empresarios son un barómetro importante de la situación económica porque son los que más invierten (con su trabajo y su capital), los que crean empleo y los que con sus proyectos y expectativas pueden ayudar a generar riqueza.
Aquí el empresario es visto como el defraudador, el explotador y el aprovechado que se enriquece con el esfuerzo de los demás. Estoy esperando un estudio de Gestha, que tanto se prodiga ultimamente, que mida el impacto financiero en las cuentas de las administraciones públicas de los miles de millones de euros que éstas les adeudan a autónomos y pymes.
Los políticos se cansan de hablar de la necedidad de generar confianza en la economía española mientras ignoran que los que menos confianza tienen en ella son los actores principales que pueden promover la recuperación. Porque la desgracia y el atraso de este país proviene, entre otras cosas, de la falta de conciencia de lo que supone la actividad empresarial. Sólo los que se arriesgan a generar negocio, actividad, inversión o empleo tienen la llave para la salida de la crisis, no tener en cuenta su opinión y sus necesidades no nos conducirá a una situación mejor.
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