En estos días en los que el debate de la reforma de las cotizaciones del RETA está más de actualidad que nunca se suceden las encuestas, las estadísticas y se hacen un sinfín de números para tratar de explicar al sector. Y está claro que si a preguntamos a los autónomos si quieren pagar más de cuota no hace falta ser adivino para intuir el resultado.
La pregunta que se me ocurre es la siguiente, ¿ocurriría lo mismo en el Régimen General? Si preguntamos a los trabajadores, ¿te gustaría pagar menos a la Seguridad Social y cotizar por una base más baja? ¿Y a las empresas que pagan la mayor parte de dicha cotización? El resultado no sería muy dispar.
Está claro que nadie quiere pagar más. Pero todos queremos recibir lo máximo posible de prestaciones. No pago más porque estoy ahogado, no puedo pagar más porque no cotizo por encima del SMI. No quiero pagar más porque prefiero pagarme mi propio plan de pensiones o seguro de accidentes.
Y sin embargo la realidad del sector habla de otras cosas. Autónomos invulnerables a la enfermedad, que no tienen accidentes y no dejan de trabajar a menos que no se puedan levantar de la cama. Y lo peor es que encima muchos presumen de ello y sacan pecho de la cantidad de horas que dedican o como fueron a trabajar incluso cuando se rompieron una pierna. Tal vez una cultura del esfuerzo mal entendida.
Si no puedes cogerte una baja por enfermedad porque no es que no ganes dinero, sino que al final resulta que todo el dinero se maneja como beneficio. Y tampoco existe el ahorro, no ya para cuando vienen mal dadas, ni de cara al futuro... Parece que el estado tiene que tutelar al autónomo subiendo cuotas ya que él es incapaz de gestionarse. ¿O solo es afán recaudador?
La realidad es que la cantidad de autónomos que tienen que acogerse al complemento a mínimos, es decir, que el estado tiene que completar la cantidad que por cotización le correspondería al autónomo al llegar a la jubilación para que al menos tengan la pensión mínima. ¿A cuántos les ocurre? Pues aproximadamente uno de cada tres.
El problema no es solo pagar más. Es que además muchos no ven que este aumento de cotización vaya acompañado de una mejora de las prestaciones. Quizás sea una promesa, pero se han visto tantas veces defraudados que parece hasta normal que no quieran ni oír de subir la pensión.
Imagen | Anemone123