Me lo contaba el otro día un buen amigo. Internet cambia las reglas del juego del comercio tradicional, no sólo las reglas del comercio online. Y me lo explicaba con sus productos. Me comentaba como antes de un mismo producto tenía una gama baja, media y alta. Ahora la gama baja, en la que se compite más en precio y deja menos margen la tienen prácticamente perdida entre grandes almacenes especializados e Internet.
También me comentaba como la gama media no se diferenciaba mucho y todo lo que no requiere de un soporte especializado el cliente lo busca por Internet, compara precios, mira la diferencia y la mayoría de las veces elige el precio más bajo, aunque pierda soporte técnico o si se le estropea tenga que enviar su máquina otra vez de vuelta al proveedor.
El problema que tienen es que lo mismo que un cliente compra por Internet, ellos no lo pueden vender a este precio. Tener que ponerlo al mismo precio de Internet más gastos de envío para que el cliente elija al proveedor cercano, que puede darle un soporte en un momento dado, hace que con ese margen a poco que tenga que hacer un par de visitas, responder a un par de consultas, etc. no le sale rentable la venta.
Al final la gama alta es lo único que les queda y hoy en día la evolución de su producto respecto a lo que ahora aportan otros productos de gama alta también que han abaratado sus precios provoca que tengan que buscar otro tipo de productos a la hora de ofrecer a sus clientes.
Y es que aunque tengamos una tienda de comercio tradicional u ofrezcamos productos o servicios a otras empresas no sólo competimos con otras empresas situadas en nuestra ciudad o en el ámbito de influencia de nuestra ciudad, sino que competimos a nivel global. En la medida que sepamos mantener la cercanía con el cliente todavía tenemos alguna posibilidad, pero cada vez se hace más complicado competir.
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