Cuando trabajamos con gestores de tareas vamos acumulando información, tareas que tenemos que realizar, que se van acumulando en nuestra carpeta de pendientes. En todos los métodos y gestores que he probado da igual cómo nos organicemos, lo que tengo claro es que la revisión constante de tareas es básica para mejorar la productividad.
No se trata ya de un primer momento donde clasificamos la tarea pendiente, ya sea urgente, la mantengamos en espera por cualquier cuestión o la despachemos inmediatamente. Más bien se trata de revisar que tenemos en cada una de las categorías o carpetas que tenemos creadas para las tareas y comprobar si efectivamente, debe estar allí.
Porque sino el gestor de tareas no será de gran ayuda y más bien se convertirá en un pequeño cajón de sastre, donde vamos acumulando cosas que debemos hacer, pero que a la hora de ver qué tenemos pendiente, qué es lo más urgente y demás no nos servirá de mucho. Algunas tareas ya las habremos realizado, pero no las habremos eliminado del gestor, otras se han quedado obsoletas, etc.
Este ejercicio deberíamos llevarlo a cabo como mínimo un par de veces al día. Yo prefiero hacerlo a principio de la mañana y de la tarde. De esta forma tengo muy claro cuales son mis prioridades en las horas de trabajo que tengo por delante. La revisión constante hace que no se acumule muchas tareas, por lo que me lleva muy poco tiempo saber si todo está donde se supone que debe estar.
Al final se trata de ser más eficaz en tu trabajo. Dedicamos el tiempo que tengamos disponible a las tareas que realmente son urgentes y no las gastamos en algunas que podrían haber esperado un par de horas más. De esta manera no sólo consigo acabar antes el trabajo inmediato, sino que me permite anticipar y avanzar en otras tareas que no necesariamente debo acabar en la jornada actual de trabajo.
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