En este blog hemos hecho durante diferentes posts mención a los SaaS, sin embargo nunca hemos definido a detalle este concepto; por lo que esto haremos en este post, para aquellos lectores que no tengan en claro esta definición tan común hoy en día en la terminología de las tecnologías de información.
En términos muy generales, SaaS se describe como aplicaciones de software desplegadas como un servicio alojado y al que puede accederse por Internet a través de un navegador web estándar.
SaaS es la abreviación de “software as a service” (software como un servicio) y comúnmente se ajusta a aplicaciones online para funciones y operaciones de negocio, entre las que se incluye la colaboración, entrenamiento, seguimiento de clientes y cuentas, cadena de abasto, marketing, fuerza de ventas, y manejo de contenidos, por mencionar los principales campos de aplicación.
La implementación de los SaaS en la organización tiene algunas implicaciones en el modelo del negocio e infraestructura informática de la organización.
Uno de los cambios principales al usar SaaS radica en la propiedad del software. Hoy en día, la mayoría del software que se sigue vendiendo y se sigue utilizando dentro de las organizaciones de cualquier índole, es mediante la compra de licencias de activación y servicio del producto, y su correspondiente kit de instalación. A esto le llamaremos el modelo tradicional. En contraparte a este modelo, en los SaaS en vez de poseer (adquirir licenciamiento) el software, el cliente paga una subscripción (o renta) por utilizar un software alojado en un proveedor online externo.
Esto hace que el mercado tradicional cambie, pues el proveedor (fabricante) de software puede reducir el precio mínimo de venta (en el caso de los SaaS renta) de su software y los gastos asociados (hardware y servicios); obteniendo con ello una reducción considerable en el costo de los servicios y haciendo con ello un esquema accesible para las organizaciones pyme en cuestión de gastos e inversión de activos informáticos. Veamos esto lustrado en la siguiente imagen:
En el modelo SaaS que aparece arriba, los clientes (usuarios finales) se suscriben a aplicaciones en lugar de adquirirlas, esto generalmente de forma mensual. En este método de pago por uso de software, los clientes pueden disfrutar de un modelo flexible y de bajo coste que les permitirá concentrarse en la dirección de su negocio en lugar de realizar grandes inversiones en la compra de aplicaciones, además de no destinar tanto tiempo/recursos en parches y actualizaciones de software.
Como todo, los SaaS presentan ventajas y desventajas muy particulares, listaremos las principales de estas:
Ventajas:
- Menos inversión inicial y menos riesgo.
- Reducción de costes.
- Actualizaciones y nuevas funcionalidades inmediatas.
- Soporte más ágil y rápido.
- Centralización de los esfuerzos de la empresa en su negocio.
Desventajas:
- Nivel de confianza bajo en la seguridad de los datos.
- Integración con el resto de las aplicaciones locales en la empresa.
- Necesidad de disponibilidad de los datos de la nube.
- Sensación de cautividad del cliente.
- Posible incumplimiento de los acuerdos sobre el nivel de servicio.
Si resumiéramos el potencialidad de este tipo de servicios de TI para las pymes, podríamos hacerlo con la palabra “economía”. Los bajos costos de adquisición, gestión y mantenimiento son el principal plus de los SaaS. En contraparte la principal desventaja de los mismos, es la dependencia a la disponibilidad de los datos y aplicaciones por parte de proveedor o proveedores de los servicios SaaS.
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