Creo que todos coincidiremos en que a la hora de dar nuestros primeros pasos en cualquier campo es importante hacerlo de la mano de personas o empresas que lo conozcan a fondo. En el caso del comercio electrónico esto es igual de cierto, pues los aspectos que influyen en el éxito o fracaso de una tienda online son inumerables y en la mayoría de los casos está fuera de nuestro alcance abarcarlos todos.
En un post de Tecnorantes centrado en los pequeños detalles que pueden marcar la diferencia (no digamos ya los grandes), mencionan dos ejemplos que me han llamado la atención, dos cambios ridículos que sin embargo trajeron consigo importantes beneficios para las dos empresas que los llevaron a cabo.
- Compra sin registro:
muchos de vosotros conoceréis a Pixmanía, una empresa que vende productos de consumo y profesionales relacionados con la electrónica y la informáticaen buena parte de las tiendas disponibles en Internet se exige un registro para poder pasar a realizar cualquier compra. Si bien no parece una mala medida, en el caso concreto que plantean en el ejemplo eliminaron esta exigencia, obteniendo por un lado un incremento importante en sus ventas y, por otro, un descenso dramático en las peticiones de recordatorio de los datos de registro por parte de los clientes (datos que todos tendemos a olvidar con cierta facilidad). - El apunte en el extracto bancario del cliente: aquí menciona el caso de 37Signals, una empresa desarrolladora de software, que se encontró conque muchos de sus clientes devolvían los cargos símplemente porque no relacionaban el cargo en su cuenta con su compra, no conocían el nombre de la empresa, conocían el del producto. Modificando esto consiguieron un descenso importante en esas devoluciones.
Son sólo ejemplos, muestras de la cantidad de parámetros que pueden influir de forma importante en el éxito de nuestra tienda online. No basta con tener una, debe estar bien hecha y, sobre todo, nunca debemos verla como un producto terminado, sino como un sistema que requiere un proceso de mejora continua para que podamos extraer el máximo beneficio de la inversión que hemos llevado a cabo.
Conseguirlo no sólo supone contratar el diseño a un profesional, que dominará unos aspectos pero no otros, sino someterla al juicio y revisión de otras personas que sean capaces de detectar las posibles mejoras que podemos llevar a cabo, sean éstas de diseño o de funcionamiento interno. No es que sea necesario embarcarse en un proyecto millonario de buenas a primeras, pero sí tener en cuenta que si algo no funciona, por barato que haya sido estaremos tirando el dinero, y si lo hace, no deberíamos perder de vista que seguro que podría funcionar mejor.
Foto | woodsy
Vía | Tecnorantes