Todos en nuestro desarrollo personal y profesional encontramos un referente (o varios) que nos sirve de guía. En mi caso, uno de estos es una persona a quien aprecio profundamente, José Ignacio. Con él tuve la oportunidad de compartir más de cinco años de mi experiencia profesional y del que he de reconocer que aprendí bastantes cosas que me están resultando de extraordinaria utilidad.
Como Director Financiero que era de la empresa, yo dependía directamente de él, en mi posición de Analista Financiero. El método de trabajo que aplicaba era bien sencillo, bastante similar al de House M.D., que como pasabaporaquí comentó a la entrada “Como En House”
También, como buen jefe, es un cab**n. ;-)
Quizás este calificativo es desmesurado para José Ignacio, pero desde luego, una cierta actitud canallesca a la par que socarrona sí que mostraba. Lo más importante es que me enseñó a aceptar los errores como mejor manera para corregirlos y evitarlos, y haciéndolo de la manera más natural, aprendiendo a reírme de ellos, pero siendo consciente que quien yerra, le toca trabajar dos veces, al cometerlo y al enmendarlo.
Es indudable que si quien está por encima de ti actúa de este modo, y reconoce que puede errar y lo enmienda, desarrolla un espíritu de responsabilidad en la organización. Por tanto, facilita que quienes dependen de él no estén lastrados por el miedo al fracaso y al error, lo que desde mi experiencia, incrementa la productividad por la confianza que desarrollas en ti mismo.
Otra cuestión que me ha ayudado y mucho, es evitar, “acomantarme”, término que acuñamos para referirnos a que cuando uno se acomoda en un trabajo cada día que pasa se empobrece profesionalmente, es decir, se convierte en un manta, por tanto, te acomantas. Cómo evitarlo, sencillo, replantearse cada día el trabajo, ser consciente de lo que se hace, como se hace y ser crítico para conseguir mejorarlo. El día que el trabajo no suponga un reto si no una rutina mecánica, lo mejor es dejarlo y buscar otro nuevo, o dentro de la misma empresa o en otra diferente, o porqué no, por tu cuenta propia.
El último comentario puede resultar trivial o incluso temerario tal y como está la situación laboral es España pero lo considero un ejercicio de responsabilidad del empleado. Si este no la tiene desde luego la empresa debe estar en permanente alerta porque lo peor que le puede pasar a una empresa, es tener un acomanta, porque en cuanto te quieres dar cuenta el "virus" se ha propagado con toda velocidad y en un santiamén, no tendrás uno si no uno o varios grupos de acomantas improductivos en tu organización, y esto, en una pyme puede significar su continuidad.
Realmente, haciendo análisis retroactivo, personalmente me considero un privilegiado por haber podido encontrar a alguien que de forma voluntaria o involuntaria, es lo único que nunca he podido averiguar, si es su forma de ser o es que es un excelente mentor, me ha permitido enriquecerme no solo en vida profesional si no en mi vida personal, por mucho que nos guste hablar de los diferentes roles del individuo.
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