Cualquier negocio que se plantee implantar una política de reducción de costes ha de prestar especial atención a la distribución de los productos o servicios que comercialice. La distribución es un factor que en ocasiones pasa desapercibido en las empresas, pero consume una cantidad de recursos económicos muy importante. Al analizar cómo empaquetar el producto, no sólo se debe de plantear que tipo de embalaje es el más apropiado para conservar el producto en óptimas condiciones, también ha de ser el más adecuado para que permita ahorrar espacio, minimizar el peso, optimizar la seguridad y facilitar el transporte lo más posible.
Hay un caso que representa el perfecto paradigma de este planteamiento. La introducción del tetra–brik no solo supuso una innovación en el empaquetado porque permitió preservar mejor las propiedades de los alimentos, en esta caso líquidos, al hacerlos menos sensibles a las condiciones externas. Además, el propio formato del empaquetado, de base rectangular, permite maximizar el espacio de los envío, al ocupar menos espacio.
El uso del tetra-brik lo consideramos como algo normal en la actualidad pero el empleo de esta innovación supuso un gran esfuerzo por parte de los fabricantes, al tener que vencer las barreras psicológicas del consumidor al no poder ver el contenido del producto, es el caso de los lácteos.
En Europa la inmensa mayoría de los líquidos se comercializan en tetra – brik, sin embargo, en los países anglosajones, todavía no se ha conseguido superar esta barrera psicológica y los lácteos se distribuyen en su mayoría en recipientes traslúcidos de plástico.
Con los servicios estamos viviendo nuestro momento tetra-brik. La plataforma de distribución pasa ineludiblemente por Internet, por operatividad, por coste, por disponibilidad, por accesibilidad. A día de hoy, no existe mejor modo de distribuir un servicio y más aún, si contemplamos un criterios coste – beneficio. Un ejemplo, si se desea editar una publicación. Desde luego se puede plantear hacerlo de manera impresa con los inherentes gastos de maquetación, impresión, distribución, etc. Una manera mucho más sencilla es editar un boletín o newsletter periódicamente y enviarlo por correo electrónico a la lista de distribución de clientes, proveedores, clientes potenciales, etc. Si por el contrario, se desea hacer de un modo más desarrollado o directamente la pretensión es introducirse en el mundo editorial, sin lugar a dudas, la herramienta es el blog. No hay nada comparable en términos competitivos.
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