De forma recurrente se invita a las empresas y organizaciones de cualquier índole a innovar.
Sin embargo, en muy pocos casos, se informa de qué herramientas o qué recursos existen para poder llevar a cabo la medición de la innovación y así, es difícil poder establecer objetivos y los controles pertinentes que permitan evaluar el desempeño de lo que se está haciendo y cómo se está haciendo.
Si las grandes empresas tienen dificutades para medir la innovación, las que son más pequeñas, como es obvio esas dificultades se incrementan, con lo que el proceso de toma e decisiones se hace mas farragoso.
Pero por lo general un buen mecanismo suele ser establecer un cuadro de mando que permita establecer e identificar los recursos que se van a utilizar en el proyecto.
En este sentido son las personas que van intervenir y cuánto tiempo dedicarán, los recursos económicos que se invertirán, el timing propuesto para el desarrollo, etc.
Si el proceso fructifica en un MVP (producto de mínimo valor) que se lance al mercado es cuando ya intervienen las métricas convencionales, como el ROI, el gross margin, el nivel de ventas atribuible a la innovación en cuestión.
Otro mecanismo, de gran efectividad, es la externalización a un externo que traduzca el proyecto propuesto mediante un presupuesto, permitiéndonos concoer el número de hora, de recursos y de inversión y con esos datos llevar a cabo un análisis de viabilidad.
Imagen | Michael Cardus
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