No todos tenemos la suerte de disfrutar un mes completo de vacaciones, pero existe un remedio ante esa circunstancia: apreciar las pequeñas cosas y no sentirnos mal por aparcar un rato el trabajo. De hecho, si no nos obligamos a descansar aunque sea por episodios cortos, rendiremos menos y el agotamiento se apoderará de nuestra mente y cuerpo.
El otro día, un niño me decía que él no se aburría nunca y la gente de su entorno rápidamente dijo que siempre estaba activo, a mí no me resultó especialmente positivo. Aburrirse, no hacer nada, es uno de los mayores placeres de la vida. Al desconectar, no sólo descansamos sino que damos espacio a que la imaginación vuele.
Bajar el ritmo y observar nuestro entorno a cámara lenta
Nuestro día a día está plagado de estímulos visuales, tanto en el trabajo, si lo hacemos frente a una pantalla, como con el móvil del que nos cuesta tanto separarnos. Y eso pasa factura. Puesto que nos hemos acostumbrado a ir tan rápido como las noticias que son tendencia en Twitter.
Bajar el ritmo y observar la realidad a cámara lenta es terapéutico. El ruido mental desaparecerá si nos centramos en el aquí y el ahora. No es caro, no requiere de desplazamientos largos y se puede practicar con tan sólo saborear un café o un helado mientras damos un paseo.
Los consejos son fáciles de dar, la realidad nos dice otra cosa sobre el descanso
Como bien comentaba Carlos Roberto recientemente, para un autónomo es casi obligatorio frenar su ritmo de trabajo, aunque su realidad le obligue a trabajar sin saber lo que signifique la palabra vacaciones.
La salud es lo primordial. Por encima de que tengamos que atender encargos, proyectos y no abandonar nuestro negocio. La ansiedad y el estrés son factores que no se tienen en cuenta y tanto valor tiene trabajar 24/7 como ser capaz de tomarnos unas horas para nosotros.
Descansar no es sinónimo de complicarse la existencia. Al revés. Las cosas sencillas también producen placer y lo más importante, relajan y nos hace felices. Dejar a un lado las redes sociales, esconder el móvil, y poner todos los sentidos en un acto quizás trivial para otros, es una recompensa que te beneficiará a nivel personal y profesional.
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