Cuando hablamos de la subida del SMI prevista a 1.000 euros para 2020 según la hoja de ruta del Gobierno hay una cuestión que muchas veces no se tiene en cuenta pero que perjudica sobre todo a los más débiles, a aquellos que cobran menos. El peligro de subir el SMI a mil euros está en los trabajadores que pasan a la economía sumergida.
Es algo que ha reconocido el propio Gobierno, donde las estadísticas de la Seguridad Social en el sector de las empleadas de hogar daban cifras de pérdidas de puestos de trabajo en torno a 13.000 cotizantes menos, que se estima que han pasado a la economía sumergida. Siguen trabajando, pero ni cotizan ni les aplican la subida.
Otro sector que sufre de manera notable este incremento del SMI es el agrario, donde en este caso la cifra de empleo que ha pasado a la economía sumergida se estima en más de 4.400. En ambos casos hay que tener en cuenta las desigualdades regionales, ya que la subida del sueldo mínimo a 900 euros puede que no tenga el mismo efecto en Barcelona que en Badajoz.
Significa que todos han pasado a la economía sumergida. No necesariamente, en algunos casos esta subida facilita que otros puestos de trabajo sean más atractivos y puedan ser ocupados por estos trabajadores, pero también que para cubrir las vacantes se acude a una oferta irregular.
Además hay que tener en cuenta que la situación económica también influye, y en un momento de bajo crecimiento, lo que implica que muchas personas que quieran contratar son más reticentes, prefieren ahorrar ese dinero ya que los ingresos futuros no están garantizados.
En todo caso con la hoja de ruta marcada de lograr que el SMI se sitúe en el 60% del salario medio vamos a ver como en los próximos años tenemos subidas significativas. Que en 2020 se llegue a la cifra de 1.000 euros o que se quede más abajo no implica más que en el resto de años hay que subir más si se quiere lograr el objetivo.
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