
Entender la vida con prisas, sólo lleva al fracaso. A nivel personal nos empuja a pronunciar la frase: "Me encantaría, pero no tengo tiempo" más a menudo de lo que quisiéramos. Renunciar a situaciones que nos hacen felices y desconectar, no sólo repercute en nuestra salud mental y física, también el trabajo.
Para disfrutar de nuestra vida profesional hemos de aprender a organizar nuestra vida personal. Cambiar el ritmo. Aprovechar los pequeños descansos y no cargarnos de obligaciones si no son absolutamente necesarias es fundamental para encontrar el equilibrio.
Ventajas de pisar el freno
Simplemente haciendo las cosas a una velocidad más lenta lograremos solucionar diversos problemas.
- Controlar el estrés.
El ritmo acelerado genera nerviosismo y ansiedad. Ir más despacio nos ayudará a lograr el anhelado equilibrio.
- Aumentar la eficacia.
Concentrarnos y disminuir la velocidad para concentrarnos en todo lo que hacemos nos permitirá equivocarnos menos.
- En busca de la felicidad.
Vivir las experiencias a gran velocidad equivale muchas veces, a no vivirlas. Si, por el contrario, vamos más despacio podremos saborear todo lo que la vida nos ofrece.
La organización, clave para trabajar más y mejor
Intentar hacerlo todo a la vez no es una buena opción. Dividir las tareas, hacerlas de una en una y tratar de hacer una pequeña pausa para descansar es importante.
¿No hay tiempo en tu trabajo? Incluso cuando subes o bajas en el ascensor o tienes que realizar un trayecto en coche o tranvía puedes aprovechar para desconectar.
Los agobios y las prisas impiden que florezca la tranquilidad y con ella, las cosas se hacen mejor y cunden. Fundamental para ser feliz en nuestro empleo.
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