Seguro que todos lo hemos visto en alguna ocasión. Negocios que levantan el cierre y no duran abiertos más que unos pocos meses. En muchos casos no más de dos o tres. ¿Qué ha salido mal? En muchos casos el principal motivo es una financiación insuficiente que no les permite captar el número de clientes necesarios como para hacer viable el mismo.
Incluso puede que el negocio a medio plazo sea viable o esté funcionando, pero no haya acabado de arrancar. Son pocos los negocios que tienen una salida dando beneficios desde el primer día. Incluso cubrir costes es complicado para muchos. Por eso se necesita músculo económico para aguantar esos primeros meses.
Normalmente se conocen los costes de levantar la barrera de un negocio. Si hay algo que no ponemos u obviamos de forma deliberada ya nos estamos haciendo trampas al solitario. Tendremos un agujero financiero desde el minuto uno. Lo habitual es que el plan de negocio, en caso de tenerlo, sea demasiado optimista con los ingresos.
Hay un mínimo de facturación semanal que nos dará unos ingresos para cubrir los costes de nuestro negocio. Y además tendría que existir un excedente que permita un beneficio, dedicado también a amortizar al inicio los costes de apertura más altos y amortización de inversiones. Esta sería la ganancia que tendríamos en nuestra empresa. No podemos pensar que el dinero nos va a caer del cielo.
Si a estas previsiones de ingresos optimistas se le une la falta de análisis de la competencia, se da la combinación perfecta para fracasar. A veces puede más la ilusión que la realidad. Pero lo cierto es que por mucho que nos autoengañemos o creamos que hemos inventado la rueda, lo más probable es que los inicios sean complicados.
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