En unos meses nuestros hábitos han cambiado. Y la prioridad es sólo una: la salud. Y también la seguridad. Y ante un virus que nadie puede controlar, por mucho que haya lugares con el 'título' Covid Free, la realidad es otra. La realidad es que el consumidor ya se había acostumbrado a los pedidos online. De hecho, tiendas tradicionales se sumaron a esta opción.
¿Resulta cómodo ir a una tienda de ropa y no poder probártela? ¿Existe una sensación de seguridad plena al entrar en un comercio tradicional? Y no porque los dueños no se esmeren, al revés. Pero hay ciertas cosas imposibles de controlar, como que las personas se acerquen demasiado y uno termine por volver a casa sin la compra.
Si hace unos meses algunas personas hubieran pensado en comprar el pan por Internet habrían dicho que no. Que es mucho mejor ir a la panadería. Pero durante el confinamiento estricto, se ha hecho. Todo el mundo se ha lanzado a comprar por Internet y las tiendas han tenido que adaptarse a marchas forzadas.
Hay un gran porcentaje de gente mayor que ha comprado online durante el confinamiento
Bastaba con echar un vistazo a las redes sociales para comprobar cómo hijos y nietos realizaban compras grandes para ellos, y se ha convertido en una costumbre, sobre todo respecto a las personas con mayor riesgo.
“La alimentación ha permanecido esencialmente estable, los bienes de consumo duradero se han visto afectados por la incertidumbre y la posibilidad de posponer esos gastos”, explican desde el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo.
Nadie pensaba que la tienda de debajo de su casa iba a ofrecer un servicio online, pero lo han hecho: las tiendas de los mercados se han asociado, o han puesto servicio telefónico y reparto. El consumidor se ha acostumbrado a tener la compra en casa y ha visto que es muy cómodo.