El cliente no siempre tiene la razón

El cliente no siempre tiene la razón
3 comentarios
HOY SE HABLA DE

Hemos de cuidar a nuestros clientes por encima de todo, bien. Hemos de ponerlos en el centro de nuestra estrategia y de nuestras atenciones, por supuesto. Hemos de hacer que se sienta a gusto con nosotros y le hemos de poner todo tipo de facilidades para que mantenga la relación comercial con nosotros, obviamente. Pero ni somos sus vasallos, ni hemos de decirle a todo que sí, al cliente también tenemos que ponerle limites.

Muchas veces he escuchado aquello de que “el cliente es la parte esencial de nuestro negocio”, de que “tenemos que hacer lo que sea para mantener a un cliente”, o de que el cliente diga lo que nos diga “siempre tiene la razón”. Yo no lo veo así, y ser unos simples siervos de los clientes puede poner en riesgo incluso nuestro negocio.

Al cliente hay que darle las máximas atenciones, la máxima calidad en nuestros productos o nuestros servicios, pero dentro de unas determinadas condiciones. No hemos de olvidar que la relación entre un cliente y nosotros no es más que una relación comercial entre alguien que ofrece unos productos o servicios, y alguien a quien le interesa adquirir o disponer de esos productos y servicios.

Y nosotros esos productos o servicios los hemos de poner a disposición del cliente volcándonos en el cliente, pero no a cualquier precio y bajo cualquier condición. Nosotros hemos de marcar nuestras condiciones, y por supuesto negociarlas con el cliente, pero no rebajarnos ante el cliente. Hacerlo, nos desvirtúa y nos desmerece, y hace que ese cliente siempre pida más y nunca este satisfecho, y que los demás clientes no nos vean con el autentico valor que tenemos.

Nosotros tenemos que marcar nuestras condiciones, nuestro perfil, y ofrecernos con eso a todos los clientes. Y no tenemos que tener reparo en renunciar o invitar a marcharse a los clientes que no les interesen nuestras condiciones, solo así adquiriremos pleno valor para lo que ofrecemos.

Por supuesto en la mayoría de los casos los clientes no serán conflictivos, y no pedirán imposibles, y la negociación entrará dentro del juego comercial. Pero los que pasen la línea del juego comercial no nos interesan, no debemos ceder al chantaje, en caso de necesitarnos no se irán, y si se van es que ni nos necesitaban, ni los necesitábamos.

En Pymes y Autónomos | Rotación de clientes, ni clínex, ni dioses
Imagen | smlp.co.uk

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Comentarios cerrados
    • Uy, Jordi, sólo con leer el título de este artículo he pensado 'esto lo voy a comentar'. En el lugar donde trabajo, y por tener el negocio componentes emocionales para los clientes, muchas veces no están de acuerdo con nosotros pq no ven las cosas de forma objetiva. Esto que escribo puede parecer pretencioso, pero para mi, el cliente es uno más de tantos. Para él, esa relación que tenemos es única, y es atentamente observada, juzgada y valorada. Su imparcialidad es imposible.

      Para mi, el problema de las broncas con los clientes siempre tienen el mismo origen: la gestión de sus expectativas.

      He llegado a pedir a algunos clientes (antes de que lo sean) que busquen a otros proveedores pq yo no les voy a dar el servicio que buscan (ni yo ni nadie, pero eso no se lo digo). Pues no hacen caso los malditos. Quieren que sea yo quien les dé el servicios, y luego nos acabamos peleando por cosas que yo ya sabía cuando conocí al cliente. Y luego me doy cabezazos (figurados) contra la pared pensado "si ya lo sabía, pq no le insistí más para que se buscara a otro".

      Resumiendo, que si no me emociono y te escribo siete páginas de comentario: el cliente sólo tiene la razón algunas veces, y algunas otras debe someterse al criterio de la empresa a la que ha contratado, que por eso la ha contratado.

      ¡Saludos!

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    • Avatar de bajavoluntaria Respondiendo a bajavoluntaria

      Buenas tardes Bajavoluntaria,

      Completamente de acuerdo con tu comentario. La clave es saber situar al cliente como una parte más del acuerdo, un acuerdo entre dos partes iguales, el contrata nuestros servicios o compra nuestros productos por ofrecérselos tal y como se los ofrecemos, y nosotros se los prestamos al máximo nivel. Pero si en algún momento a él no le interesan nuestros productos o servicios debe contratar a la competencia...¿pero sabes que sucede?, que normalmente por mucho que pretenda imponer, si nos necesita acepta las condiciones.

      Por supuesto eso no será así en todos los casos, dependerá del equilibrio de fuerzas, normalmente nunca están equilibradas, o bien tiene más peso y poder el cliente o al contrario el proveedor, según lo fácil de sustituir (ya no solo en cantidad de competidores, también en calidad, forma, reputación, etc.) que sea lo que ofrecemos. Habrá casos en los que tocará morderse un poco la lengua, pero los que tenemos y los que tengan la ventaja de poder “escoger” y sobretodo de mantener esa posición de fuerza “si no te gusto compras a otro”, deben de saberla utilizar, y no hacer autenticas bajadas de pantalones como he visto en muchos casos que hacen algunos para mantener unas míseras ventas.

      Por cierto, un placer verte de nuevo por aquí, siempre se agradecen tus comentarios.

      Saludos,

      JORDI

    • Como diría mi amigo Bob Parsons... El cliente no siempre tiene la razón, pero el cliente siempre es el cliente.

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