En la mayoria de los casos, nuestras rutinas determinan nuestra capacidad para alcanzar el éxito o determinan una actitud de marcada tendencia hacia el fracaso.
De este modo, si determinamos unas rutinas productivas y constructivas, generamos un círculo virtuoso que nos favorece. Si, por el contrario, nuestra rutinas son ociosas e improductivas acabaremos en una vorágine que nos orienta al fracaso.
Actitudes contraproducentes
- La incertidumbre
Careces de las estrategias necesarias que guíen tu modelo de negocio y te ayuden a tener seguridad en tus actos.
- La indecisión
Es un síntoma muy común cuando no se tienen claros cuáles son los objetivos a perseguir. El miedo a lo que pueda pasar se apodera de ti y hace que no tengas rapidez para tomar una decisión.
- El acomodamiento
O, mejor dicho, el conformimos. No te interesa seguir aprendiendo y adaptarte a las nuevas tendencias del mercado. Al final te quedarás rezagado y carecerásde criterio para tomar decisiones adecuadas.
- La dependencia
Está bien contar con expertos pero te falta tener la autoridad y la firmeza suficiente para defender tu postura y crecer por ti mismo.
Estas rutinas manifiesta desinterés por lo que haces y un carácter abúlico que, al final, impregna todas tus acciones y decisiones y acaban por resultar poderosamente perjudiciales, tanto en el desempeño personal como en el profesional.
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